—Un día un tanto productivo❞ 「Privado: Tsubasa Nijino」

—El color #6699ff es su pensamiento, no está hablando con nadie simplemente esta en su mente.
—Cheto: En argentina, es un hombre o mujer que tiene mucho dinero pero se hace el tonto (la gran cosa).
—Cualquier duda me puedes decir en MP para aclarar

Japón, el hermoso país asiático, cuya originalidad era increíble en las calles caminando varias personas, pero situado en un lugar tan tranquilo, pacifico donde las personas no eran tan problemáticas, una ciudad pacifica. El sol normal, nubes en los cielos, la gente haciendo compras por todo el lugar mientras un hombre caminaba con una katana, algo oculta por su ropa para evitar una total estupidez, teniendo un bigote falso en su cuerpo además de poseer unos lentes en dichos ojos, adornando su rostro junto con aquello que tenía puesto, sin camisa, mostrando su cuerpo y tatuajes, un vaquero ajustados, con la capucha puesta su mirada no se podía observar casi nada, sus pupilas ocultas detrás de las gafas simplemente dejando un misterio a su alrededor, mientras caminaba por las calles de Namimori, algunas personas se le quedaba mirando y ocultando a sus niños, parecía un pedofilo, o más bien una persona de peligro total por lo cual querían evitar cualquier contacto visual o algo con él. —¡Genial, que bien me queda todo esto, todos tienen miedo de hablar conmigo por ser un tipo bastante único, espero no parecer un cheto— dijo en su mente tan tranquilamente, mientras al parecer se había visto muy mal en el espejo porque aparentaba una cosa totalmente equivocada, pero cada loco con su tema, acomodaba sus gafas mientras veía un lugar totalmente increíble para sus ojos, un café maid, algo que le encantaba demasiado.

Abrió la puerta, mientras entro tranquilamente al lugar. Se veía unas cuantas mujeres bellas, jóvenes y totalmente adorables, luego de ingresar noto que no había nadie aún, quizás había llegado donde al principio no habría nadie, —¡Vaya, que genial un café maid, boludo estoy que exploto de emoción—, en su mente simplemente no podía parar de saltar de emoción, pero su cara en la realidad era seria, sin mostrar nada más, las jóvenes lo saludaron y lo enviaron a un lugar totalmente cercano a la ventana, donde trajeron al parecer un folleto, algo, donde se podía pedir cosas —muchas gracias, señorita— dijo mostrando una sonrisa, cosa que también era sorprendente, cualquiera que lo conociera debería de ser un poco más grotesco en su vocabulario, pero esta vez no, quizás era la felicidad que tenía, ya su respiración se empezó agitar un poco en el momento donde las jóvenes se habían ido un momento para unas cosas, mientras únicamente su pedido fue —quiero un café, por favor— aún con el shock, pero sin mostrar ningún tipo de alerta, o mejor dicho una faceta estúpida, siguiendo estando serio en su lugar, donde se quitaba un poco su capucha, se quedaba quieto mientras seguía pensando, pero dentro de nada la bestia sería liberada de su jaula, cuando este tipo se acostumbra, o se deja abrir podría armar cualquier problema, pero simplemente en ese momento quedo callado en su lugar.

Ya con tranquilidad se acomodo en su asiento mirando alrededor de él, todo era normal, tal y como siempre había leído en los mangas, visto en los animes, esperaba ansioso su pedido mientras quedaba quieto como un niño en su lugar.