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The worst carnival || PV Rei

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Mensaje por Byakuran Gesso 24.10.16 16:55

— The worst carnival —

...Let's have a little fun. Don't you dare to scape...


Era increíble lo que tenía que hacer para escapar de la rutina, siempre de un lado para otro para evitar a unos o otros, pero desde luego que eso no era la peor, si no que lo que realmente me mataba era la monotonía de aquel lugar. Todo era blanco a mi alrededor, igual que yo, casi parecía que podía derretirme y fundirme con todo aquello pero me resistía a ello. Yo volvería a ser el que un día fui, el futuro me había mostrado mis errores, pero esta vez no cometería ninguno, mejoraría, perfeccionaría lo que una vez había hecho y esta vez todo saldría como debía. Todo iría según el plan, aunque esa asistenta del CEFED estuviera vigilandome, no sacaría nada, no dejaría que me incriminara pues todo para ella serían sonrisas mientras que tras sus espaldas pasaban miles de afilados cuchillos sin que si quiera se percatara.

Me incorporé de mi silla y salí andando con tranquilidad de mi despacho intentando no llamar mucho la atención entre la gente pues de hacerlo estaba seguro que la castaña activaría todos sus sentidos y me encontraría, la verdad es que si me paraba a pensarlo parecía un perro, pero en aquellos momentos estaba entretenida cuidando de Bluebell, así mataba dos pájaros de un tiro, o en el peor de los casos creaba un terrible monstruo que podía unir fuerzas contra mi, una acosadora y una 'niñera', ¿Que podía ser peor que eso? Solo de pensarlo los pelos se me ponían de punta.
Tras un rato entre aquellos blancos y repetitivos pasillos logré salir de a la calles de Namimori por donde caminé totalmente tranquilo despejándome un poco. Miles de papeles me esperaban en la oficina pero allí se quedarían pues en aquellos momentos no eran mi problema, si no de Nere quien muy amablemente se había 'ofrecido' a hacer mi trabajo. Además, con un día como el que hacía, ¿Quien querría quedarse encerrad en aquella cárcel aunque fuera de cristal? Nadie. Y yo no sería menos.

Caminé distraídamente ignorando por completo aquellos agentes de Vongola que podía sentir por todas las esquinas y calles por donde pasaba. Desde luego lo de ser actores o espías no era lo suyo, aunque de lo sus habilidades cuerpo o con las llamas ya era otra cosa, y aun así dudaba que estuvieran a mi altura, ni si quiera juntando fuerzas lograrían lastimarme. Suspiré con fuerza revolviéndome el pelo poniendo mis manos tras las cabeza sin dejar de caminar hasta llegar a una alegre plaza donde había diversas terrazas donde poder pasar el rato al sol.
Sin pensarlo mucho, aun con todo el séquito que llevaba tras de mi igual que si fuera un famoso con los paparazzi, me senté en una silla y sin prisa alguna cerré los ojos echando la cabeza hacia atrás dejando que los rayos de sol acariciaran mi rostro sacándome una pequeña sonrisa que no tardaría mucho en esfumarse.
Pedí un batido de chocolate a la chica que me atendía muy amablemente a la vez que sacaba una bolsa de malvaviscos saboreandolos lentamente en mi boca de manera distraída sin quitar de mi mente a todos aquellos hombres trajeados de negro y otros encubiertos, me daban pena, en verdad estaba a punto de invitarles a un café. ¿Acaso no sabían que sin saber actuar o disimular jamás podrían llegar a nada? Era ridículo, si una persona lograba hacer ese sencillo paso ya habría ganado más que aquellos diez o doce hombres.

Volví a suspirar borrando la sonrisa de mi rostro con los ojos cerrados y la cabeza reclinada hacia atrás mientras que con una de mis manos tomaba la pajita haciendo girar el batido. Mis labios se separaron — Hickory Dickory Dock, the mouse ran up the clock, the clock struck one, the mouse ran down, hickory dickory dock, tic, tac, tic, tac… — canturreé animadamente para después continuar con las demás horas que seguían a la una. ¿Cuanto tiempo tardaría en llegar alguien minimamente interesante? Daba igual quien fuera, solo necesitaba una tapadera, alguien que le ayudara a evadirse de todo aquello, de esos hombres de negro, alguien con quien pudiera escapar de toda aquella responsabilidad y pasar un buen rato. Podría hacerlo solo pero como siempre decía: 'Así no era divertido'. Y yo deseaba recrear el peor escenario de todos.
Caos, muerte, destrucción, cualquier cosa valía salvo las mariposas, unicornios, y las cosas bonitas, aunque tal vez a esas alturas aquel 'paraiso' soñado por mi fuera pedir mucho, por lo que esperaría, yo siempre esperaba aunque fuera la persona más ansiosa del mundo. Quería jugar, quería ver arder todo, pero no podía precipitarme y aunque no me gustara esperar lo haría. Yo era como un gran dragón blanco, lo que veía y me gustaba lo quería y sin pensarlo lo tomaba a pesar de las posibles repercusiones futuras. Lo tomaba porque podía porque era poderoso y así es como funciona la vida, no solo en la mafia, si no en todas partes. Pero en esos momentos no era momento de ser una bestia, con ser solo un gato juguetón bastaba. Eso es! Jugaríamos al gato y al ratón. ¿Pero donde estaba mi pequeño amiguito?

Run, run little mouse,
come and play with the big white cat.

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Mensaje por Reiko Rairyuudan 30.10.16 23:24

The worst carnival

Cerró sus ojos mientras la música de la sala resonaba en su cabeza. Se supone que Aria había dejado la radio encendida para que sonase en todo el salón y le había sugerido si quería cambiar de canción pero actualmente no sentía ganas de levantarse del sofa, de hecho, había jurado que estaría ahí todo el día observando la araña del lugar. Tan brillante aun sin estar prendida. Sus ojos se cerraban mientras la melodía sonaba, si más no recordaba, era de una artista que usaba un cabello de dos colores. Al igual que ella misma, esa artista escondía su rostro de todos los demás, del qué dirán; aunque había decidido hacerlo hace poco. Suspiró, y justo antes de que pudiese ser llevada por los brazos de Morfeo, la puerta se abrió haciendo un gran estruendo y sobresaltándola, mientras miraba asustada hacia donde se había producido aquel ruido. Su cuidadora, Aria, maldiciendo en un idioma que ella desconocía, la señaló inmediatamente sin dejar de hablar por teléfono, a la vez que hacía un "alto" con sus manos. Sabía que cuando ella se ponía así, la cosa se ponía brava. Se sentó de forma educada, mientras que la miraba ir de un lado a otro y derepente cortar, sin antes soltar alguna que otra grosería más. Y sí, así es ella.

Vete. No quiero a nadie aquí, en un rato vendrá gente de otras familias que están quedándose aquí en Japón y quiero esto presentable. Vete ya, ya. — agarraba su propio saco y se lo tiraba hacia ella. Reiko no podía dejar de mirarla sin entender bien lo que pasaba. — ¿Qué miras? ¿No lo sabes? Dino-san dijo que estábamos necesitando formar lazos con otras familias de por aquí, así que eso pasará hoy... y no quiero que sea interrumpido por...

No. No vamos a continuar la larga charla de Aria con respecto a lo que puede o no interrumpir. Reiko bien recordaba qué tenía que pasar de aquí en más: simplemente llamar a la señorita de limpieza y dar una vuelta por las calles, de vuelta. No quedaba otra, después de todo si ocurría algo ella no era de demasiada ayuda para una batalla, puesto a que Reiko aun andaba entrenando para perfeccionar su técnica que aunque era rara y muy codiciada, aun así era caótica. Bostezó fuertemente, mientras se llevaba la manga para taparse de dicha acción y miraba desde la entrada cómo unos guardias pasaban por delante de ella para entrar al edificio; al parecer este pequeño evento los mantendría ocupados por el resto del día y podrían despistar la vista de los pasos de Rei, cosa que la ponía realmente contentísima ya que no tendría que dar explicaciones si la encuentran en un lugar poco apropiado para ella, por ejemplo, en un simple shopping.

Y camino hacia el mismo, con la chaqueta de su cuidadora que le quedaba levemente grande, para taparse del frío leve que hacía en este otoño, aunque Namimori no era exactamente de los lugares que nevaban en Japón, la chaqueta esta vez le hacía de gran ayuda. Junto a una falda y medias que acompañaban la vestimenta de la chica que bien podría ser como cualquier otra. A su vez, no se olvidó de llevar un gorro más propiamente de invierno para evitar ser vista y reconocida fácilmente. Sonrió: nada podía salir mal el día de hoy, ¿verdad? Siguió caminando en pasos lentos, hasta que se topó de frente con un café y sintió su estómago gruñir. Oh, rayos. Sí, había olvidado tomar algo antes de salir para no tener este tipo de problemas. Pero los dulces japoneses que exhibían en esa vidriera sin duda la llamaban, así como los chessecake y los muffins, ¡y ni hablar de la oferta de los batidos de frutilla! Inmediatamente como si la llamara una dulce tentación, cruzó la calle y buscó un lugar donde sentarse en esa esquina. Una silla del lado de afuera sería ideal para este momento, y así fue, de todas formas, Namimori nunca fue tan frío.

Enseguida vino una dependienta y tomó su pedido. Un batido de fresas, a la crema, acompañado con un rollo de canela que tanto le gustaba. La mujer le sonrió y preguntó por su nombre. ¿Cuál era el nombre del día de hoy? No debía decir por nada del mundo su nombre real, así que simplemente dijo lo primero que se le venía a la mente: Nozomi. La mujer sonrió y al poco tiempo, trajo su pedido que no había tardado demasiado para su suerte. Todo ese rato, Reiko había observado algo a su alrededor: había demasiados vigilantes aquí, ¿por qué? En la búsqueda de saber a quién era el que estaban vigilando, su mirada se fijo en un joven de cabello blanco que recién se sentaba y pedía un batido para él. Su comportamiento se le hacía conocido, más aun sabiendo que muchos de ellos lo estaban vigilando. ¡Bueno! Por suerte no era a ella, ¿verdad? Sonrió levemente y, sin más interés, se fijó la vista en su celular, y allí fue cuando el pedido vino rápidamente, para su suerte.

En eso, una voz tan suave y melodiosa la distrajo en el momento de disfrutar lo que había pedido. Esta voz suavemente entonaba la popular canción de cuna inglesa. Reiko la conocía muy bien, después de todo, ella se había criado a base de canciones prácticamente. Se sorprendió aun así que un joven como él cantase ese tipo de canciones, ya que era o muy infantil o muy anticuada para ese tipo de persona. Entonces, sin perder el ritmo, de sus labios no tardó en sonar el acompañamiento, hasta así en su mente continuar dicha canción para llegar a cinco.

Hickory Dickory Dock, the mouse ran up the clock... the clock struck two, the mouse ran down, Hickory Dickory Dock... — sin darse cuenta soltó, cantando suavemente la canción como una dulce nana se cantaría. Se percató de la mirada de varias personas, no solamente hacia ella sino que hacia él, mientras que murmuraban algunas palabras. ¡Genial! Ahora era el centro de atención, aunque no el único centro de atención. Además, mucho de los guardias o investigadores estaban a la expectativa de ella. — L-lo siento... es que... conozco la canción. — dijo disculpándose de inmediato hacia el chico, alzando la voz en alto. Se mordió levemente los labios, mientras que se sonrojaba un poco y apretaba su batido un poco. ¿Y ahora? Simplemente esperaría las palabras del chico y evitaría todo tipo de contacto. ¡Oh, eso! Tomó rápidamente su teléfono y simuló estar distraída por un momento para no hacer más contacto con dicha persona.

///

OFF ROL: Lo siento. Hace como seis meses que no roleo y básicamente, puede que haya sido mi peor rol del momento. Juro mejorar, ¡en serio! Espero que no odies tanto esta respuesta x__________x


Última edición por Reiko Rairyuudan el 23.02.17 7:16, editado 1 vez
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Mensaje por Byakuran Gesso 04.11.16 21:04

— The worst carnival —

...Let's have a little fun. Don't you dare to scape...


Estaba completamente distraído, ensimismado en mis pensamientos y aquella divertida canción infantil cuando de golpe alguien me interrumpió sin venir a cuento. Acaso esos guardias eran tan idiotas como para atreverse a hacer eso? Que insolentes. Aunque, en verdad, si nos parábamos a analizarlo, no podía hacer nada en contra de ellos, y pobre de mi que se me ocurriera levantarle la mano a un perrito, iría derechito a Vindicare. Que miedo, no? Aquello solo provocaba una sonrisa contenida en mis labios que quería estallar igual que una bomba convirtiéndose en una sonara carcajada.
Pero solo me llevé una gran decepción al abrir los ojos. Una chica? Una joven normal y corriente era la que me interrumpía? Lastima no poder matar o torturar a alguien. Suspiré con fuerza y rodé los ojos bajando la cabeza dejando que las cuatro patas de mi silla tocaran el suelo a la vez que suspiraba elevando mi cabeza para poder verla a través de mis ojos violáceos sonriendo levemente hasta que de golpe noté algo inusual en ella haciendo mi sonrisa se ampliara un poco mas. Vaya vaya, puede que después de todo no fuera tan simple aquella chiquilla. Podría ser incluso que fuera una espía de esos hombres? Como los policías encubiertos que van de vagabundo para apresarte en el momento mas oportuno? Dios, que divertido, estaba expectante.

Mis ojos no dejaron de analizar en esos pequeños segundos que dejé transcurrir entre sus palabras y las mías — Muy bien, bien! Bravo! — exclamé aplaudiendo — tal vez deberíamos hacer un dúo — reí musicalmente siguiendo la canción a la vez que movía mi dedo indice al son de la música — Hickory Dickory Dock, the mouse ran up the clock... the clock struck three, the mouse ran down, Hickory Dickory Dock… — reí y luego negué parando de emitir ese sonido — Mejor paremos, nos tiraremos así toda la vida si seguimos cantando la canción, al fin y al cabo puede no tener fin, los números son infinitos — reí — ¿Quieres sentarte? — pregunté señalando la silla justo frente a mi — Nunca viene mal algo de compañía y alguien que conozca esa canción debe ser alguien realmente interesante o como mínimo divertido — seguí sonriendo — ¿Quieres algo para tomar? Yo invito — dije llamando a la camarera esperando a que se acercara pues en ese momento estaba algo ocupada, pero no importaba lo que tardara, realmente solo fingía ser normal ante ojos de Vongola y probablemente su pequeña espía que al menos, era un poco más lista, ¿O es que tal vez era una chica normal que había caído ella sola en las fauces del lobo sin darse cuenta?

Revolví de nuevo el batido de chocolate con la pajita sin dejar de mirar a la muchacha de cabellos rosados. Odiaba los silencios incómodos como aquellos, no me gustaban nada, tal vez por eso solía rodearme de gente sumamente molesta o que no dejaba de idolatrarme por cada cosa que hacía. Aunque eso realmente no me llenaba en absoluto, salvo mis silencios, por supuesto. Sabía que eran necesarios en la vida de toda persona, pero yo había tenido suficientes, así como soledades y gritos. A decir verdad, había tenido mucho de todo, al menos de lo malo, de lo que ninguna persona desea, y por eso ahora que podía me rodeaba de lo contraria por falso que fuera, incluso yo mismo lo producía. Sonrisas, risas, amabilidad, bondad, paz, etc, era un ángel encarnado, una buena persona que ocultaba muchos, muchos secretos.
Por cierto — dije rompiendo aquel silencio que mataba mis oídos — Me llamo Byakuran — sonreí ladeando ligeramente mi cabeza a la vez que mis ojos se cerraban arqueándose, expresando aquella amabilidad y calidez que la gente solía mostrar siempre aunque solo fuera por cortesía — ¿Y tu eres? La verdad, me gustaría saber el nombre de alguien que es tan valiente para acercase tanto a un desconocido, es difícil conseguirlo en estos días — reí levemente bromeando aunque en verdad con todo aquello quería referirme solo a mi, pues si tal y como podía sentir aquella chica tenía llamas seguramente sabría de mi. ¿Quien no me conocía en ese mundillo después de lo que había hecho? Era sumamente difícil y no era por ser egocéntrico. Por dios no, dios me librara de serlo.

Podía sentir sus llamas del cielo repicar en su interior y otra cosa mas intensa, algo mucho más peligroso y caótico, ¿Tal vez tormenta? ¿Sería muy grosero preguntárselo directamente? Aquello era como cuando le quieres preguntar a una mujer la talla de sujetador que lleva, o en un funeral decir decir 'te acompaño en el sentimiento' cuando realmente eres un completo desconocido y no sientes absolutamente nada. Que asco, esa gente, la gente que era de esa clase no merecía vivir, no merecía seguir respirando y retaba a todos aquellos que alguna vez lo habían dicho a ocupar el lugar de los que lo sufrían. El dolor, la tristeza, la vergüenza, realmente esa clase de gente no sabía con que trataba y no hacía falta ser un genio para darse cuenta, pues incluso, un diablo como yo podía verlo sin estar presente.
¡A que equivaldrían las llamas en una conversación con un civil? ¿Era algo tan personal como preguntar por una prenda de ropa intima? Nunca había tenido el mas mínimo interés en esas cosas pese a mi edad, tal vez porque había sufrido de una manera impensable por ello, pero las llamas….tenía tanta curiosidad por ello!
Me mordí el labio con fuerza e hice que mis dedos golpearan la mesa de manera rítmica esperando que algo me interrumpiera para no abrir mi bocaza, además, si lo pensaba fríamente, preguntar eso a alguien que al 100% era portador de llamas, con todos los de Vongola vigilandome y habiendo dado mi nombre real, ¿No era eso, prácticamente, como declarar la guerra? Por mucho menos se me podría judgar en esos momentos! Darme ese simple dato era como darle a un hacker todas las contraseñas del ordenador central de una gran red de información, con eso podría crear una bomba atómica o detonar todos los misiles del mundo al mismo tiempo! Sería taaaan hermoso.

Suspiré con fuerza de nuevo cuando de golpe la camarera llegó hasta nosotros sacándome de mis ensimismamientos — Si, perdón — sonreí dirigiéndome a la dependienta — Me gustaría otro batido de chocolate y un algodón de azúcar de fresa, muchas gracias — sonreí de nuevo de manera amable moviendo ficha en aquel tablero de ajedrez en el que nos encontrábamos. Yo el rey, ella probablemente la reina, aunque solo fuera por unas horas, y miles de peones rodeándonos, junto a las torres, los alfiles y los caballos rodeándome sin dejarme escapatoria. Que desfavorable, sin duda. Pero yo saldría victorioso.

Si un rey no se mueve,
¿Como espera que lo hagan sus súbditos?

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Mensaje por Reiko Rairyuudan 19.11.16 8:51

The worst carnival

La mirada fija del joven la desconcertó un poco. ¿Qué? ¿Acaso estaba mirándola como un enemigo más? Evitó sentirse más intrigada por la procedencia del joven, simulando entonces pero inmediatamente él elogió el momento. Sí, no su voz en especial sino que el acto de haber cantado. La invitaba a cantar con él, pero ella evitó totalmente ese bochorno, sonrojada pero aun así siendo atraída por la melodiosa voz del peliblanco que estaba al frente suyo, más la invitación de sentarse con él sentía que no debía negársela. Había algo dentro de él que emanaba peligro, que le hacía sentir un poco de miedo aunque no lo suficiente. Más su aura mostraba claramente una llama del cielo bastante poderosa, ¿era por eso? ¿por eso había tanta gente alrededor de él? Resultaba entonces conocido el rostro, ese tatuaje al costado de su ojo, ¿podría ser de una famiglia de la mafia? Tal y como ella, perteneciente a una de aquellas familias que regían en el oscuro mundo de la mafia. Negarse, ¿era realmente correcto? Aunque su timidez la vencía, logró por idear en menos de unos segundos... más bien microsegundos una idea que podía quedar para ambos bien.

Estoy bien desde esta distancia — marcó inmediatamente. — Tal vez luego, ¿no sería raro que ambos nos sentemos juntos en este momento? — dijo con una sonrisa, más el énfasis en la palabra "raro" marcaría la diferencia. — De todas formas... así creo que está bien por ahora. — se levantó de su silla, la corrió más al costado quedando así muy cerca de él, aunque no en la misma mesa. Eso estaba tan bien para ella que evitaba ser ligada con él totalmente, ya que todas las miradas estaban ahora entre ellos, como para él... bueno, eso suponía Rei. Así mismo, la curiosidad de saber de dónde lo conocía la invadía a cada momento, puesto a que la realidad es que aunque Rei sea una de las mejores informantes, no conocía a muchas personas importantes y solo se fijaba en casos pequeños y aislados en donde no molestaría a nadie ni nadie le juraría la muerte. Casi seguro que ella no se metería con un tipo como con el que estaba hablando en ese momento puesto a que el aura que salía de su cuerpo, y que si bien no se veía, se sentía, era sin duda poderosa. ¿Una persona de la cual evitarías tener problemas? Claro, eso era. De todas formas, ella no se quedaba atrás. Observadora de cada momento, cada movimiento que hacía, no veía de todas formas terrible riesgo del momento, más bien la situación que se presentaba podía ser un riesgo para ambos. Incluso la camarera quedó más tiempo que lo debido y observó desde lejos a Rei un sinfín de veces, pero la pregunta en especial era por qué, ¿acaso pensaban que había algo más allá que una coincidencia?

Recordó entonces que por más que permanecía aquí con este tipo, no conocía su nombre. Bueno, él no conocía el de ella. Justo antes de poder Así que le esbozó una sonrisa cuando escuchó su nombre pero dentro suyo se dio cuenta cuál era el problema. Saber si era o no un enemigo en este momento era difícil. Byakuran, lider de los Millefiore y encima uno de los Guardianes de los Anillos Mare. ¿Era así? Gracias a Aria había evitado las ramas de las familias más poderosas, además de Vongola, Chiavarone y obviamente los conocidos CEDEF y VARIA, sabiendo que eran ramas de Vongola. Rei solo conocía a ellos, después, los demás eran pandillas al lado de esas familias. Millefiore no. Millefiore contaba con un gran ejercito y si quiere puede hacer pasar un mal rato a Vongola, eso era lo único que conocía. Pero, ¿justo ella? ¿Encontrarse con el más temido jefe de la mafia? ¿Qué clase de coincidencia era encontrarse con una persona así en una circunstancia así, cantando una canción en una esquina de un bar de Namimori? Claro, Reiko conocía a la mayoría de la gente de esa forma: de forma descojonante. En eso se dio cuenta que había hecho mucho silencio para responder quién era, y que en sí, eso hacía que el momento se tensara más y más. La incertidumbre de saber si era o no descubierta, o por lo menos que su sentimiento de estar alerta había empezado ya, era algo que podía costarle mucho, por eso mismo, mantuvo la calma como si de una misión se tratase y se dejó llevar, como si en realidad fuese solo un mero encuentro casual como una persona normal, como si ella en realidad fuera un simple civil y como si no conociese a la persona que tenía al frente.

Si te soy sincera, no veo el problema por el cual una persona impida conocer a otra, sobretodo luego de haberla interrumpido — sonrió. Ah, debía pensar qué nombre decir, y olvidaba por completo cuál había dicho antes así que solamente dijo lo primero que se le venía por la cabeza. — Un gusto, soy Inori. Oh, antes que todo... me disculpo, aunque no con total arrepentimiento de haber cantado, es que... me recuerda tanto a mi infancia — ¿Inori? ¿Había dicho Inori antes? Miró el vaso por el cual llevaba su primer nombre, ya que, había dicho el primer nombre. No. Mierda. No había dicho ni de cerca lo que decía en el vaso. No importaba, dentro de ella, rezó para que esa persona no preguntase su nombre de vuelta y ella no tuviese que dar una explicación mucho más extensa. No en este momento, no sabiendo quién era, y sabiendo de dónde pertenecía. Como informante, iba a ser uno de los peores casos que la llevaría a su muerte. Aun así, esperaba que lo que había dicho antes, cierto o no, llevara a esa persona a pensar en otras cosas que no sea en su nombre. Sí, podría ser buena idea.

En eso, Byakuran pide otro batido de chocolate que sabía que era para él, mientras que pide un algodón de azúcar de fresa, uno de los acompañantes favoritos de las comidas de Rei, fanática total de los dulces. Su percepción de que si Byakuran era o no una mala persona desaparecieron de absoluto al ver cómo llegaba entonces ese gran algodón. Amaba tanto esos, que era imposible. ¿Cómo lo sabría? Entonces se dijo a sí misma que era una de las mejores oportunidades que había tenido en la vida, y por ende, la mejor coincidencia que le pueda ocurrir a alguien. Los dulces la atraían. Entonces, guardó su teléfono y levantó su vaso con su batido de fresa.

Sabes... mejor... — se levantó ella misma y fue hacia la silla del frente que se situaba en la mesa en donde estaba el joven. En eso vio como la mayoría de las miradas fueron hacia ellos dos. ¿Acaso había más agentes que de costumbre? La mayoría de ellos ni se gastaba en cubrirse, e incluso había muchos turistas para un pueblo como Namimori, lo cual era completamente imposible. Namimori es un lindo pueblo, casi una ciudad, pero turisticamente atrapa a otros japoneses más no a italianos, españoles, estadounidenses... ¡incluso había un francés de descendencia africana! Gente de todas partes del mundo vestidos demasiado bien con para justificar el hecho de que estaban de vacaciones, hablando en sus idiomas nativos e incluso muchos de ellos se olvidaban que estaban simulando. Y después, estaba el despreocupado Byakuran, jefe de Millefiore, centro de todas las atenciones y Reiko Rairyuudan, la chica que nunca dice su nombre, procedente de la familia Chiavarone del sector japonés, más que nada una informante que recién empezaba con una llama caótica oculta por muchos por su singularidad. Sin duda era una combinación peligrosa. — Veo que hay demasiados extranjeros por Namimori, hum... ¿tu eres de por aquí o simplemente vienes de vacaciones también? — preguntó. No pudo evitarlo, quería confirmarlo con sus propios ojos y así quitaría un poco la tensión del momento. — Parece que somos el centro de atención, todos nos están mirando... ¿será por el show de antes? ¿tu qué dices? — e hizo una sonrisa. Ya estaba entre confianza, o que era peor, quería sacar la tensión que se encontraba en el ambiente que podía provocar una guerra. En eso mira hacia el local y se da cuenta de algo más, ¡¿había empleados vigilándolos?! Algo no se veía bien, sentía que cualquier movimiento podía derrotarlos... claro, como si de un ajedrez se tratase.


Última edición por Reiko Rairyuudan el 23.02.17 7:15, editado 1 vez
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Mensaje por Byakuran Gesso 06.01.17 19:05

— The worst carnival —

...Let's have a little fun. Don't you dare to scape...


Sonreí totalmente divertido con la contestación de la joven, ¿Tanto miedo infundía en ella que ni si quiera se atrevía a sentarse con él?, era un poco ridículo por su parte desde mi punto de vista pero no le negaría nada, no era su dueño. Alcé los hombros así como mis manos — Esta bien, como quieras, tampoco es que vaya a matarte — sonreí amablemente pese a que aquel comentario, entre personas normales. tal vez estuviera fuera de lugar, pero no entraría al trapo, era bastante inútil.

Apoyé ambos codos sobre la mesa sin mirar a la chica que estaba sentada no muy lejos de mi intentando que no nos relacionaran de ningún modo, era tan evidente que me acababa de reconocer por el nombre, pobre cosa, hasta su nerviosismo me parecía adorable. Pero desde luego no me confiaría con aquella chica en apariencia inocente y con ese nombre tan poco resultón y cuanto menos original. Podía sentir dentro de ella la llama del cielo, muy similar a la mía, por lo que si hacia un movimiento en falso ella contraatacaría y aun así no era mi intención hacerle daño, al menos por el momento. No obstante lo que si despertaba mi interés era la familia a la que serviría, aunque también podría ser que no tuviera nada que ver con ellas y fuera una independiente o incluso una civil que no supiera la existencia de la llamas, aunque esa opción era la que menos se ajustaba a su perfil, sobre todo por o fuerte que latía el poder dentro de ella. Se parecía a Uni-chan, pero más peleona.
Era demasiado divertido e hilarante verla actuar de ese modo, como si no supiera nada, hablando únicamente de banalidades haciéndome perder el tiempo como los demás agentes de Vongola que nos rodeaban, ¿Ella también sería de Vongola?. Sonreí con cuidado. Una bonita distracción para vigilarme más de cerca, siempre era la misma historia, no sabían ser más originales o es que habían visto demasiadas películas e intentaban imitar a los malos. No era su estilo.

Cerré los ojos mientras escuchaba con tranquilidad todo lo que tenia que decir notando toda esa tensión que transmitía por el miedo a ser descubierta, tal vez — Inori… — murmuré por lo bajo — Es un nombre bonito — comenté sin darle demasiado importancia a aquello, al fin y al cabo todo era 'normal' entre nosotros dos, ¿No?. Ninguno cedería por el momento y yo no daría un paso en falso, aun no era mi oportunidad — No te preocupes por lo de antes, me alegró que cantaras conmigo, el mundo es ya muy solitario como para no compartir pequeñas alegrias aunque sea con un completo desconocido, ¿No crees Inori-chan? — sonreí delicadamente transmitiendo felicidad a pesar de sentirme vacío como de costumbre, solo imitaba esos sentimientos que tantas veces había visto en mi vida en los ojos de los demás.

De golpe la camarera volvió a 'interrumpirnos' entregándonos nuestras consumiciones junto con el algodón de azúcar el que mordí con fuerza y ansiedad sin importar mancharme de aquella sustancia tan pegajosa que inevitablemente se adhirió a la piel alrededor de mi boca mientras la joven se decidía sentarse conmigo haciendo que todos aquellos agentes volvieran a fijarse en nosotros, aunque en realidad nunca antes habían dejado de mirarnos.
Soy extranjero — no me corte a la hora de contestar sus preguntas — Pero ahora mismo vivo aquí encargándome de la empresa de mi padre — decidí llamarla de ese modo al fijarme que ninguno de los dos seria sincero respecto a lo que era — Me gusta mucho Japón a decir verdad, parece un lugar de en sueño para un italiano que solo conoce la pasta — reí divertido — ¿Y tu Inori-chan? Tampoco pareces de por aquí — sonreí levemente aunque para ser sinceros toda aquella palabrería me estaba aburriendo en sobre manera.
Bostecé volviendo a morder con fuerza mi algodón de azúcar — No creo que sea por eso — dije algo serio y la mire con la misma expresión — ¿Acaso estas escondiendo algo Ironi-chan? ¿Has sido una niña mala y por eso te están vigilando? — bromeé con aquella expresión seria para acabar sonriendo — Yo he sido un chico bueno, nadie debería estar persiguiéndome! — dije en un tono bastante alto para que todos aquellos agentes lo escucharan.
No me importara realmente que supieran aquello o no, pues sabía que dijera lo que dijera hasta que lo comprobaran no me dejarían en paz, pero era tan gracioso ver lo metidos que estaban en su papel que ni si quiera reaccionaban a ese estruendo tan fuerte.
Me acomodé en la silla — Disculpa ese grito, pero es que me hace mucha gracia la actitud de esos turistas, ¿No se te hace raro a ti también? — reí por lo bajo acercando el dulce a la boca de la chica — ¿Quieres? Esta realmente delicioso, si no le das un bocado ahora probablemente lo lamentes mas tarde — por un segundo mi mirada se afilo a la vez que mi leve mueca se ensanchaba un poco.

Pero antes de que la chica pudiera coger un poco de algodón lo tire al suelo haciendo que se resbalaba de mis manos — Vaya… — murmuré por lo bajo viendo el estropicio rosa del suelo — Se me cayó… — susurré por lo bajo y aprovechando ese momento de despiste de la joven la tomé con fuerza de la muñeca haciendo que se inclinara sobre la mesa mientras que con mi otra mano tomaba la carta de batidos tapando nuestros rostros — Mmm...dime Inori-chan… — sonreí levemente divertido pues aquello cada vez se ponía mejor — ¿O debería decir mejor Nozomi? Que mentirosa eres pelirosa — mi sonrisa se ensancho — Me pregunto que mas secretos ocultas — mis ojos usualmente entrecerrados se abrieron con emoción haciendo que mi iris se empequeñeciera y mi sonrisa se ensanchara más. Aun era mi pronto para sacar el tema de las mafias, quería divertirme un poco más con ella y la inocencia que fingía tener.
Apreté con mas fuerza su muñeca — ¿No sabes que esta muy mal mentir? Debería castigarte por eso, por ser una niña, mala, pero en vez de eso seré gentil y te llevaré a dar un paseo — mi expresión se relajó de nuevo un poco volviendo a ser encantadora con los ojos cerrados y arqueados sonriendo levemente — ¿Que me dices? — pregunté a pesar de que no le dejaría opción.

Rápidamente y sin avisar me levanté del asiento donde estábamos tirando con la mesa y las sillas saliendo corriendo de allí mientras arrastraba a la chica conmigo sin soltarla. Tiré el dinero que debíamos a la camarera y no deje de correr notando los primeros disparos a la vez que echaba a reír con fuerza — ¿Acaso también queréis matarla a ella!? Que extremistas! — grité sin dejar de correr a través de las calles de Namimori intentando perder a toda la tropa de agentes que llevábamos detrás nuestra.
Si lo que querían era provocarme lo estaban consiguiendo, pero no atacaría, eso solo me llevaría a un conflicto peor por lo que simplemente seguí corriendo esquivando las balas lo mejor que podía siendo rozado en las ropas por algunas — Tsk...son persistentes… — murmuré por lo bajo con una ligera expresión de molestia — Vamos por aquí! — exclamé cambiando de dirección con rapidez metiéndonos en callejón haciendo que se dividieran en dos grupos. Aquello definitivamente no era lo mejor para nada, pero nos daría un poco más de tiempo.
Miré mis ropas algo rasgadas en el hombro y en el muslo del pantalón — Aaa… — suspiré — Tendré que ir de compras otra vez, son unos brutos — miré a la chica pelirosa — ¿No lo crees? — sonreí ampliamente como si aquella situación que hubiéramos vivido fuera la mas normal del mundo.
Metí la mano por los agujeros de bala de la chaqueta pudiendo notar un poco de sangre por la rozadura, pero de nuevo no le di importancia en lo absoluto.
Miré la sangre y sonreí levemente divertido, al fin podía sentirme un poco más vivo que de costumbre. No importaba lo dañado que saliera de aquello, al fin y al cabo eso era lo que más emoción le daba a las cosas.

A que demonios se debía que hubieran disparado. Tal vez no eran de Vongola como pensara, ¿Pero entonces quienes eran? No había hecho nada malo que mereciera la muerte, al menos no recientemente para recibir ese castigo. ¿Tal vez sería por ella? ¿Podrían pensar que la estaba secuestrando? ¿Era tan valiosa? Ese seria mi trabajo, descubrirlo — Vamos mentirosa-chan — decidí llamarle por aquel nombre al no saber su verdadero nombre — Ya que te gusta tanto jugar a esconder a tu persona hagamoslo por completo — sonreí de nuevo divertido.
Continué sujetándola por la muñeca pero sin tanta fuerza como antes solo para cerciorarme que no escapaba de mi lado. Miré de un lado a otro comprobando que no había moros en la costa y crucé la calle volviendo a meternos en otro pequeño callejón tomando un atajo hasta una tienda de chinos donde vendían disfraces y productos varios con los cuales poder cambiar nuestros aspectos.

Hola — saludé amablemente al tendero como si no pasara nada y solo ingresé en la tienda arrastrando aun a la chica como si fuera un rehén, aunque en realidad fuera totalmente de libre. No quería retenerla en contra de su voluntad o raptarla para la base Merone, aquello no serviría nada, es más, eso solo me traería más problemas de los que ya tenía y no estaba dispuesto a meterme en mas líos. Debía de averiguar allí y ahora todo lo que encerraba aquella chica, pero primero quería divertirme un poco, a decir verdad, hacía tiempo que no me lo pasaba así de bien, era todo tan emocionante!
Volví mi vista a ella — Y bien, ¿Vas a decirme tu nombre de verdad? ¿O vas a seguir siendo una niña mala? — suspiré con fuerza cerrando los ojos un segundo — Con lo bueno que fui yo... — sonreí amablemente mientras miraba los diferentes trajes y pelucas que allí había.

Era tan aburrido mi día a día, echaba de menos momentos como esos, momentos divertidos, de peligro, donde podía actuar y no enterrarme bajo papeles o en aquellas blancas paredes que acababan por causarme dolores tremendos de cabeza. Era todo demasiado pulcro, ¿Porque no me dejaban destruirlo? ¿Mancharlo con sangre? Aunque el blanco en la cultura oriental representaba la maldad no era suficiente motivo para no querer acabar con toda aquella pulcritud. Pero aun así, suponía, que aunque solo fuera por eso podía tolerar minimamente esa pureza absoluta que transmitían las instalaciones.
Todo era tan perfecto dentro de esos muros, todo iba sincronizado como un reloj, nada fallaba y eso me gustaba en cierto modo pues podía controlarlo todo, pero por otro lado lo odiaba, pues todo lo que yo ansiaba estaba fuera, el caos, la destrucción, lo incontrolable, lo inevitable, eso era lo que yo quería, no la monotonía en la que estaba estancado. Quería mas y ella me lo daría, al menos durante el día de hoy. No sabía que haría con la joven, ni si quiera sabía quien era, pero no importaba, era una desconocida encantadora y me encargaría de cuidarla bien como mi pequeño juguete diario.
Eso si, no garantizaba su integridad al acabar el día.


Masked bitch.

Thanks Winter!


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Mensaje por Reiko Rairyuudan 23.02.17 7:09

The worst carnival

Podía llegar a tocar la tensión del ambiente, no solamente por la gente que ni siquiera se molestaba a estar en cubierto, sino por la otra gente. En eso, clavó sus ojos en los del peliblanco solo para poder observarlo bien. No parecía ser una persona confiable, de hecho, temía un poco, pero dentro de su corazón podía llegar a confiar un poco. Es decir, su llama de la última voluntad: cielo, aquella que no muchos gozaban y pocos sabían llevar bien dentro de sus corazones. La de él flameaba con todo poder, podía sentirlo incluso hasta en la calidez de sus palabras, movimientos y acciones. Pero, ¿qué era lo que le parecía raro de esa persona? O incluso, ¿qué era aquello que lo hacía ver retorcido? Quién sabe. Sumergida entre sus ojos, nuevamente la camarera la sacó de sí solo para traer el pedido. Parecía estar un poco nerviosa, pero Reiko no le prestó suficiente atención, simplemente le parecía más acorde prestarle atención a los movimientos de los demás. Además, la camarera parecía una mujer común y corriente.

Ya veo, así que tu padre tiene una empresa aquí... — murmuró. Conocía que muchos tuviesen empresas en Namimori, después de todo, actualmente tenía una tasa alta de puestos de trabajo. Pero sabía que este no era el caso, no, señor. Tomó su propio batido y le dio un pequeño sorbo. Todavía estaba algo frío, y así le gustaba, a pesar de que el ambiente era un poco frío en Namimori puesto a que era invierno. Mientras que se tapaba un poco más, escuchaba a Byakuran contestar sus preguntas y se sobresaltó cuando dijo que ella no era de por ahí. — De hecho, no soy de Namimori, pero sí soy japonesa. — dijo con una sonrisa. Bueno, tal vez no tenía exactamente rasgos japoneses ya que compartía ciertos rasgos europeos, por sobre todo sus ojos un tanto más grandes que los de cualquier japonés y sus labios no eran tan finos. — Oh, aunque... no pasé mi infancia en Japón. — y una pequeña punzada en el corazón le recordó lo oscuro que era su cielo a veces. Evitó centrarse en ese pasado tan horrendo que le recordaba su corazón y memoria cada vez que quería hablar de su infancia y de las bases de su crianza. Negó con su cabeza aquel pensamiento, mientras que volvía hacia la conversación. No tenía nada que temer por lo menos por ahora. En eso, Byakuran hizo una pausa, para luego dándole a entender que en realidad a ella la estaban vigilando. Se sobresaltó aun con su batido entre sus manos y sus movimientos fueron un tanto torpes y nerviosos.

¿Q-qué dices? — con una voz temblorosa dijo. Tenía mucho que aprender, no era a ella quien buscaba todos pero vaya que sí la hacía sospechosa. Se tiró un tanto hacia atrás solo por miedo a ser atrapada de alguna forma o que incluso la terminaran baleando las personas que quién sabe si estaban allí para cuidarlo a él. Sin embargo, no parecía tenerle miedo a todos los vigilantes aquél tipo que estaba al frente suyo. Es más, incluso luego de haberle preguntado, se dejó expuesto y muchos cambiaron de posición o se acercaron más. Algo estaba por pasar, pero por alguna razón, simplemente estaba esperando. Oh, y Rei estaba en medio de la mira, ¿tal vez estaba entorpeciendo una investigación hacia el gran jefe Byakuran de la familia Millefiore? Tal vez sí. En eso, su distracción la llevó en contra cuando entre la torpeza del mayor se le cayó al suelo algo, y solo por seguridad y un poco de desconfianza, llevó su vista al suelo apartándose levemente del mismo. Pero sus manos seguían sobre la mesa. Un fuerte agarrón y un rápido movimiento para ocultar todo aquello que estaba pasando entre ellos. Incluso los vigilantes se pusieron nerviosos y desesperados para saber qué era lo que estaba ocurriendo, solo en esos pequeños segundos.

N-no… — su quejido suave, bajo y apenas inaudible no se hizo escuchar por quien lo había provocado; el mayor sostenía muy bien su muñeca y no había forma de zafarse. Reiko no era precisamente fuerte sino ágil, y esto la había tomado por sorpresa. Sus ojos se abrieron un tanto más al escuchar que él ya se había dado cuenta de la equivocación que había cometido. — No sé de lo que hablas, seguro la moza se ha equivocado... — murmuró de forma un tanto agresiva cuando dijo el otro nombre que estaba escrito en el vaso donde ella había tomado. No parecía creerle, de hecho, no podía engañarle. Todo lo que él creía estaba totalmente en lo cierto. Se mantuvo callada, mientras su ceño se fruncía y tironeaba fuerte, aunque sin hacer tanto escándalo, de su brazo. A sus amagues, él contestó con un fuerte apretón que la hizo chillar levemente del dolor. Era así, ella no era fuerte de verdad, simplemente era ágil. No pensaba responderle, el agarre realmente dolía pero no era como lo que ella había sufrido anteriormente, esto simplemente era molestia. En eso, divisó atrás del peliblanco que una persona en un edificio armaba lentamente un francotirador. ¿Qué, acaso planeaban matarlo aquí mismo? Se dio cuenta del peligro que estaba corriendo solo por estar aquí, atada por él. En eso, él le propuso un paseo a cambio de no castigarla. Levantó su vista llevándola hacia los ojos de él, y aunque en sus ojos guardaba un poco de rencor entremezclado con enojo, no quitó la vista de él.

¿Acaso me queda otra? — le murmuró. Relajado, él hasta cerró sus ojos, pero en un abrir de los mismos se levantó de la mesa en donde ambos estaban sentados, mientras que la tironeaba fuertemente hacia donde él iba. Sin negarse, Reiko lo siguió esquivando el primer impacto de bala. — ¡S-sueltame! — gritó a Byakuran, mientras que ella misma intentaba poner resistencia y miraba hacia atrás. No, mejor no quedarse en el camino. A los pocos segundos, terminó corriendo al lado de él. Por tercera vez, Reiko es ágil y eso significa que también era rápida, así que al poco tiempo logró llevarle el ritmo al peliblanco. Por un momento, y uno muy grande quizá, lo estaba disfrutando. Parte de la ropa de ella estaba siendo maltratada, sobretodo su saco pero no le importaba mucho que digamos. Sus medias, parte de su chaqueta e incluso su blusa que guardaba debajo de todo. Se podía ver ligeramente su piel del estómago, aunque solo si te la rebuscabas. Mientras que se detenían, sin zafarse aun del agarre, aunque tampoco se gastaba por esas cosas, se había fijado. Suspiró y lo observó mientras hablaba, y sin decir más, lo acompañó a sus compras como si fuese lo más normal del mundo. Bueno, en el mundo de la mafia así era, ¿verdad? Rasguñazos, magulladuras e incluso roces de bala eran tan comunes. En eso, mientras que lo miraba veía que se había lastimado levemente, ¿tal vez no era tan leve y ya pasaba a grave? No dijo nada, de vuelta, pero se podía notar que estaba mirando mucho más de lo común.

Como si se tratase de un juego, lo acompañó a buscar un lugar donde podrían cambiarse ambos. Se sorprendió cuando en realidad, en vez de entrar a las tiendas de ropa, fue directo a una tienda de disfraces. ¿Acaso pensaba llamar más la atención? Sin entrar en discusión, aun agarrada de la muñeca, pero no arrastrada hacia la misma. Si era una rehén, parecía más voluntario lo suyo que otra cosa. En seguida fueron a parar a los tendederos, siendo totalmente ignorados por los empleados chinos del lugar y Byakuran no tardó en preguntar por ella. No se puso nerviosa esta vez. Por alguna razón, había entrado en confianza ciega con él.

Solo lo diré porque sé quién eres tú, aunque no estoy por ti aquí en Namimori. — dejó en claro y luego suspiró más relajada. A veces podía ser demasiado dura incluso con ella misma, más aun después del problema que había llegado a tener. — Me llamo Reiko, puedes decirme Rei si no te molesta... y tú, tu eres Byakuran, ¿verdad? El jefe de Millefiore. — dijo con certeza. Se detuvo totalmente frente a él mientras que lo miraba. — Ya te lo he dicho, deberías olvidarte de mí… y… ¿dejarme libre? — lo último lo hizo sonar en forma de pregunta casi. Mierda. No había sonado para nada convincente, aunque podía decir que se estaba divirtiendo. Aria no la dejaba participar en ninguna misión en la que involucrara un poco de riesgo en su vida. Se le hacía pesado pensar todo eso, en eso dobló su rodilla para ver sus medias y podía ver que en varias partes solo se habían rasgados, mientras que en otras partes habían raspado la suave piel de Reiko. Un leve quejido, entre maldiciones, se escuchó de los labios de la pelirosa. Siempre que quería desviarse de su rutina, le pasaba algo a su ropa. Miró su muñeca. También estaba enrojecida.

El día a día de ella también se le hacía pesado. Es por eso que escapaba muy seguido de la base Chiavarone de Investigaciones solo para ir a explorar un poco el mundo que la rodeaba. Y no tenía eso que a veces podía hacer la vida de la gente un poco más colorida, eso que hacía que su llama se encendiera más y más. No, no era solamente esa voluntad antes de morir, sino también esa adrenalina que le llenaba las venas y que la hacía disfrutar más y más cada día que ella estaba viva, a pesar de todo lo que había vivido. Es por eso que jugaba a los escondites, a pesar de que ya era grande para eso. Es por eso que se escondía entre sus sombras y las de sus enemigos. Es por eso que le gustaba jugar a la cantante que nadie sabía su nombre, pero que vaya que había sacado especulaciones el público. Estoy y no estoy. Estoy al frente tuyo, pero no soy quien tú crees que soy. Pero, ¿por qué había decido no mentirle al jefe de los Millefiore? A esa persona que sin duda podía darle caza a ella, en este momento no le importaba bien. Parecía que las decisiones las había sacado de la cabeza de una adolescente.

Levantó su vista observándolo. Parecía disfrutar buscando el traje indicado.

¿Jugar no estaría mal por el día de hoy? Después de todo, Reiko Rairyuudan, tú ya eres mayor de edad.
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Mensaje por Byakuran Gesso 17.07.17 13:31

— The worst carnival —

...Let's have a little fun. Don't you dare to scape...


No dejaba de mirar los trajes y disfraces algo distraído sin soltar la muñeca de la pelirosa que de golpe , después de toda la persecución pareció hablar, haciendo que sonriera suavemente — Aaah, así que lo sabes, ¿Eh? — no dejé de sonreír — Bueno supongo que tengo una cara bastante peculiar, así como nombre y lo de la llama te habrá dado muchas pistas, ya desde el principio sabias que no era alguien normal, eso es jugar con trampa — bromeé de forma cantarina divertido por todo aquello dibujando una sonrisa en mi rostro — Reiko, ¿Eh?, ¿Será verdad que ese es tu nombre? — inquirí divertido aunque luego negué — Esta bien, esta bien, Rei — sonreí pareciendo un poco mas serio esta vez. Sin embargo duró poco pues cuando dijo que la dejara ir rompió a reír con una fuerte carcajada haciendo que incluso los tenderos se sorprendieran, pero luego siguieron a lo suyo — No quiero — dije sin borrar mi mueca — Es muy entretenido, ¿No crees? Si no estaría yo solo, no sería justo — murmuró por lo bajo — Sigue buscando un disfraz para ti, no podemos salir con estas pintas otra vez… — murmuré pensando casi mas para mi que para Rei cuando de golpe reparé en como miraba la herida que sangraba en mi cuerpo — ¿Mmm? — ladeé el rostro — ¿Acaso estas preocupada?, esa herida no es nada — dije restandole importancia sin dejar de sonreír como de costumbre — Aunque en una chica como tu esas marcas no se ven nada bien, discúlpame porque te lastimaran, lo arreglaré — dije poniendo mis manos sobre piel que se dejaba entrever por las heridas de balas que le habían rozado y dejando salir una pequeña y tranquilizadora luz naranja sus heridas desaparecieron de su cuerpo — No te confundas, solo quiero pasármelo bien, si murieras o te secuestrara todo se pondría feo para mi, aunque eso ya debes saberlo — dijo un poco serio volviendo a mirar los disfraces hasta que encontró unas gafas negras y una peluca del mismo color junto con una sudadera de muy mala calidad — Creo que esto servirá — tomó también un poco de maquille — Debo borrar esta marca también… — hablé para mi mismo acariciando aquella marca azul bajo mi ojo.

Miró de reojo a la chica — Eres libre de irte si quieres, aunque no voy a dejar que eso pase — volví a recuperar mi graciosa mueca cerrando un poco los ojos, arqueandolos — Después de todo, quiero saber más de ti, como comprenderás no puedo fiarme en que no estés compinchada con Vongola si justo estabas tan cerca de mi y tenias una llama de voluntad tan interesante, así que vamos, vístete, prometo que lo pasaremos bien y que nadie te hará daño mientras este aquí, aunque eso si quiero mas información. Dime, ¿De que familia eres? ¿Vongola? ¿CEDEF? ¿Tal vez Varia? ¿Chiavarone? Después de todo esas son las mas próximas a Vongola y Simon queda descartado — pensé en alto pues aquello no era importante ocultarlo en mi mente — Venga vamos, que no te coma la lengua el gato, después de todo no te haré daño y te devolveré a casa sana y salva igual que un caballero, ahora soy una persona nueva, ¿Sabes? Soy un niño bueno — sonreí — Venga fíate un poco más de mi — le guiñó el ojo volviéndola a tomar de la muñeca pero con cuidado sin querer hacer fuerza aunque de tener que hacerlo lo haría sin problema ninguno pues desde luego no se iría de allí sin información, pero todo se vería poco a poco.

Me quité las ropas de arriba allí mismo sin importarme que me vieran — Tsk... — me quejé al ver la sangre de la herida en mi cadera. Limpié aquel manchón y sin curarlo tomé la otra sudadera con algo de rapidez al ver que también estaba mostrando mis cicatrices del pasado. Me la puse por encima rápidamente y luego la peluca metiendo todo mi cabello dentro de esta — Perfecto — murmuré sin perder de vista a la pelirosa a pesar de que pareciera que por unos momentos me había olvidado de ella. Después con cuidado tomé el maquillaje y me tapé aquella marca tan característica — ¿Y bien? ¿Que te parece? ¿Así te agrado mas? — bromeé un poco sacandole la lengua.

Aquello no era más que un juego, yo estaba en ese mundo para jugar, ya bien fuera al trinesette, como a un estúpido juego como aquel. Lo amaba demasiado por eso no dejaría de jugar nunca.
Conocía la derrota, siempre había sido pisoteado y aunque muchos me habían temido en todos aquellos mundos paralelos eso no era suficiente, quería más poder, lo quería todo, aunque eso no era lo más importante, pues lo fundamental para mi era crear mi mundo perfecto, un mundo donde todo estuviera bien y solo con Uni, los anillos y los chupetes lo conseguiría. Si, sería el rey de todo el universo y puede que de vez en cuando se me fuera la cabeza, pero ¿A que político hoy en día no se le iba de vez en cuando? ¿Acaso no tenía derecho? Errar es humano y yo lo era, al menos en cierta medida a pesar de que mucha gente no lo creyera. Además, cometiera errores o no, siempre querría jugar, y ya se sabía que un juego minimamente entretenido tenía daños colaterales y vidas humanas de por medio.

Love game

Thanks Winter!


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