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Presentándose al diablo [Byakuran]
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por Nere Ronoa 07.10.16 16:54
Nere tenía que lidiar con Narya cuándo ella se ponía en modo cabezota porque no quería aceptar las órdenes de Iemitsu que también venían del Noveno, ella tampoco estaba de acuerdo con el hecho de tener que hacer de vigías externos porque no eran personas cualificadas para ello, todos tenían sus recuerdos del futuro excepto ellas dos , eso la hacía pensar en una única posibilidad: Ninguna de las dos vivió en ese futuro por lo que su conocimiento era más limitado y un conocimiento limitado equivalía a debilidad.
Detestaba sentirse vulnerable, era como un reflejo de la niñez más pesado apretando sus hombros, cada día un poquito más fuerte.
Por eso le tomó mucho más convencer a su hermana porque en parte ella misma no se creía ni media palabra, era como entrar en la boca del lobo, podría haber ido cualquier otro a desempeñar su labor, ella no quería ser el juez imparcial solo por no tener recuerdos, pensaba que eso era más peligroso, la haría estar más tensa y la tensión la fatigaría.
Ella no podía establecer con seguridad la personalidad de Byakuran salvo por excepciones y en eso ella sabía dos cosas: Byakuran era infantil y odiaba perder, lo sabía porque ella era igual.
Pero no era como él.
Por deferencia, estúpida idea del Noveno, ella también usaba el uniforme blanco de Millefiore, salvo por algunos ajustes personajes de ella, por lo demás era en la medida de lo posible un calco, para no destacar, era la única forma en la que ella podía convencer a Narya de que se pusiera el de Varia , por lo que ambas habían peleado un poco, para ver lo justo de que su libertad de movimientos era óptima, no parecía haber nada por lo que preocupes ya que era capaz de moverse con soltura y la tela parecía tolerar bien las llamas hasta cierto punto, aunque no pudo evitar escuchar sisear a Khan desde su caja, seguramente molesto por no haber sido llamado a combatir.
"Ah, si fueras el de En la Oscuridad", pensó para sí la castaña en aquel momento.
Y allí estaba ahora, todo era tan blanco.
Pensó, ¿por qué tenía que ser blanco? ¿por qué no...morado? No era que no soportarse el blanco, sin embargo era como mirar un espeso y frondoso campo de nubes, un engañoso campo de nubes, recordó para sí.
El blanco en China es el color que se lleva en los funerales. en Japón simbolizaba la muerte, también en Korea, en la India también significaba la infelicidad y la pena por la muerte de un familiar, así que, ¿por qué razón el blanco? No, el blanco en Europa era tratado como un símbolo de pureza, Nere oprimió los labios para esconder una sonrisa, había levantado un poco la comisura de sus labios, casi inocente, pensando en lo divertido que sonaba eso, ¡pureza en la mafia! ¡Qué ironía!
Meneó suavemente la cabeza negando, no, tal vez no había ninguna razón en realidad para el blanco, aunque estaba segura de que no le sentaba bien porque su piel era clara y el pelo era de un intenso castaño chocolate, eran colores muy dispares, como si peleasen entre ellos.
Inspiró un poco y miró a la persona del mostrador sacando la misiva de Vongola con la llama última voluntad flameando, era una forma de demostrar que en realidad no era de Millefiore, no había que provocar ningún equívoco, ella solo estaba allí como vigía externo aunque no sabía si dentro de ese lugar tendría alguna función como en el caso de su hermana que actuaba como guardiana suplente, tal vez a ella le tocaría ser bedel de mantenimiento, limpiadora o quién sabe algo que a él se le antojase divertido, cruel o ambas dos, de todas formas a ella no le preocupaba porque seguramente escogería algo que no le llevase a pasar demasiado tiempo juntos.
— Me llamo Nere Ronoa, miembro del CEDEF, estoy aquí tanto por mandato del Noveno como Iemitsu para hacer mi labor de vigía, solicito hablar con el señor Gesso—explicó con voz amable, pero firme.
Ella no necesitaba ser ruda con esa mujer, normalmente solo necesitaba ser más "mala" con personas que sabía que iban a ser difíciles de manejar.
Y tenía la impresión de que Byakuran Gesso iba a ser una muy difícil persona.
Detestaba sentirse vulnerable, era como un reflejo de la niñez más pesado apretando sus hombros, cada día un poquito más fuerte.
Por eso le tomó mucho más convencer a su hermana porque en parte ella misma no se creía ni media palabra, era como entrar en la boca del lobo, podría haber ido cualquier otro a desempeñar su labor, ella no quería ser el juez imparcial solo por no tener recuerdos, pensaba que eso era más peligroso, la haría estar más tensa y la tensión la fatigaría.
Ella no podía establecer con seguridad la personalidad de Byakuran salvo por excepciones y en eso ella sabía dos cosas: Byakuran era infantil y odiaba perder, lo sabía porque ella era igual.
Pero no era como él.
Por deferencia, estúpida idea del Noveno, ella también usaba el uniforme blanco de Millefiore, salvo por algunos ajustes personajes de ella, por lo demás era en la medida de lo posible un calco, para no destacar, era la única forma en la que ella podía convencer a Narya de que se pusiera el de Varia , por lo que ambas habían peleado un poco, para ver lo justo de que su libertad de movimientos era óptima, no parecía haber nada por lo que preocupes ya que era capaz de moverse con soltura y la tela parecía tolerar bien las llamas hasta cierto punto, aunque no pudo evitar escuchar sisear a Khan desde su caja, seguramente molesto por no haber sido llamado a combatir.
"Ah, si fueras el de En la Oscuridad", pensó para sí la castaña en aquel momento.
Y allí estaba ahora, todo era tan blanco.
Pensó, ¿por qué tenía que ser blanco? ¿por qué no...morado? No era que no soportarse el blanco, sin embargo era como mirar un espeso y frondoso campo de nubes, un engañoso campo de nubes, recordó para sí.
El blanco en China es el color que se lleva en los funerales. en Japón simbolizaba la muerte, también en Korea, en la India también significaba la infelicidad y la pena por la muerte de un familiar, así que, ¿por qué razón el blanco? No, el blanco en Europa era tratado como un símbolo de pureza, Nere oprimió los labios para esconder una sonrisa, había levantado un poco la comisura de sus labios, casi inocente, pensando en lo divertido que sonaba eso, ¡pureza en la mafia! ¡Qué ironía!
Meneó suavemente la cabeza negando, no, tal vez no había ninguna razón en realidad para el blanco, aunque estaba segura de que no le sentaba bien porque su piel era clara y el pelo era de un intenso castaño chocolate, eran colores muy dispares, como si peleasen entre ellos.
Inspiró un poco y miró a la persona del mostrador sacando la misiva de Vongola con la llama última voluntad flameando, era una forma de demostrar que en realidad no era de Millefiore, no había que provocar ningún equívoco, ella solo estaba allí como vigía externo aunque no sabía si dentro de ese lugar tendría alguna función como en el caso de su hermana que actuaba como guardiana suplente, tal vez a ella le tocaría ser bedel de mantenimiento, limpiadora o quién sabe algo que a él se le antojase divertido, cruel o ambas dos, de todas formas a ella no le preocupaba porque seguramente escogería algo que no le llevase a pasar demasiado tiempo juntos.
— Me llamo Nere Ronoa, miembro del CEDEF, estoy aquí tanto por mandato del Noveno como Iemitsu para hacer mi labor de vigía, solicito hablar con el señor Gesso—explicó con voz amable, pero firme.
Ella no necesitaba ser ruda con esa mujer, normalmente solo necesitaba ser más "mala" con personas que sabía que iban a ser difíciles de manejar.
Y tenía la impresión de que Byakuran Gesso iba a ser una muy difícil persona.
por Byakuran Gesso 09.10.16 9:16
— PRESENTÁNDOSE AL DIABLO —
...Are you afraid?...
...Are you afraid?...
Otro día aburrido en la oficina, otro día más pero diferente, pues hoy por fin sonaban las trompetas y los tambores, hoy al fin o por desgracia me asignaban un agente físico para controlarme. ¿Como sería? ¿Quien sería? ¿Podría jugar con él? Si! Por favor, ojala fuera un juguete resistente, necesitaba que lo fuera si no todo aquello no serviría de nada. Estaba ansioso por probar la mercancía.
Abrí un cajón de mi escritorio tomando una bolsa nueva de aquellos dulces que tanto amaba, los malvaviscos. Abrí la bolsa con los dientes e introduje mi mano en la bolsa sacando solo una de esas nubes blancas para llevarla a mi boca y comerla lentamente degustandola — ¿Cuanto mas tendré que esperar? — murmuré molesto volviendo a tomar otro dulce mirándolo con aburrimiento.
Hasta que de golpe sin previo aviso alguien me pasó una llamada que no tardé en tomar con ansia a la vez que mi mirada se encendía y sin si quiera contestar colgaba y salía casi corriendo hacia la recepción donde aquel nuevo juguete me esperaba.
No tardé mucho en llegar hasta allí pues todo aquel que intentó pararme por los pasillos no lo logró pues los aparté igual que a las moscas mientras sonreía ampliamente entusiasmado sintiendo como mi corazón latía con fuerza conforme me acercaba. Estaba deseoso de conocer a aquel pobre infeliz que caería entre mis garras, aunque tenía que portarme bien, pero no quería.
Las puertas automáticas se abrieron de par en par y llegué a la recepción donde la mujer tras el mostrador se levantó dándome una ficha pudiendo ver en ella los datos básicos de aquella chica que estaba frente a mi.
Rápidamente le devolví al informa a la mujer haciéndole un movimientos con la cabeza para que se retirara sin si quiera mirarla, pues desde que había entrado mis ojos no se habían quitado separado de los de la castaña, de la cual ahora conocía su nombre.
Extendí mi mano siendo un niño bueno controlándome al menos por unos segundos — Bienvenida, me llamo Byakuran Gesso, el jefe de la fagmilia Millefiore, tu eres Nere Ronoa, ¿Verdad? — sonreí levemente — Es un gusto conocerte, ven tenemos muchas cosas para hacer — dije soltando su mano para después empezar a caminar hacia atrás comprobando que así ella me seguía sin dejar de mirarla — Oh vaya se me olvidaba! — exclamé una vez traspasamos las puertas empezando a andar por los pasillos completamente blancos de la base — Ten — dije parando un segundo tomando entre mis manos una bolsa de malvaviscos que guardaba en el bolsillo de la chaqueta. Cogí uno de ellos y lo puse contra las labios de ella — Di aaaah Ne-chan! — dije abriendo también mi boca para que me imitara pues no apartaría el dulce de ahí hasta que lo tomara y si se caía le daría otro. Era una tradición por esos lares.
Una vez paso ese momento tomé su mano sin consideración y la arrastre conmigo hacia el despacho no pudiendo evitar sentir sobre mi persona y sobre ella miraditas y chismes que ya empezaban a extenderse. Me reí por lo bajo divertido, ¿Solo habían pasado unos minutos y ya chismorreaban sobre nosotros? Vaya, ¿Que pasaría cuando llevara ya un mes allí? Que divertido era.
Cuando llegamos a mi despacho la puerta se abrió tras reconocerme — Adelante — le permití pasar primero para después mirar a los demás que por un segundo parecieron esconderse — ¿Acaso no tienen nada mejor que hacer? — sonreí de manera divertida para después cambiar aquella mueca por una totalmente aterradora y seria — ¿Pueden dejar de hacer tonterías? — dije de forma grave para después retomar la expresión de antes — ¿Si? — sonreí ampliamente para después meterme en el despacho cerrando la puerta tras nosotros.
Caminé en silencio mirando la espalda de la chica — Por favor toma asiento — continué sonriendo amablemente como si todo lo anterior con mis subordinados no hubiera ocurrido, y a decir verdad ignoraba si ella lo había visto o no pero no me importaba en lo absoluto, no era nada malo imponer respeto, ¿No?
Acaricié el borde superior del respaldo de mi silla y me senté en ella dando una vuelta primero soltando una pequeña risota para después mirarla apoyando mis codos sobre la mesa y mi mentón sobre el dorso de mis manos — Bien, ¿Para que querías hablar querida Ne-chan? Tu eres quien pasará a vigilarme de hoy en adelante, ¿No? Pero… — mi expresión se tornó seria por solo un segundo — Eso no me interesa en lo absoluto — sonreí otra vez animado acercándome un poco mas al rostro ajeno apoyando mis manos en la mesa para acabar apoyando mi frente contra la tuya — Dime dime, te mandaron aceptar este trabajo a la fuerza verdad? Dime, ¿Que es lo que realmente piensas de mi? ¿De este trabajo? — pregunté abriendo mis ojos como un loco sin dejar de sonreír totalmente divertido por conocer esas respuestas que solo me daban mas poder por simples que fueran.
Poder, poder, quería emborracharme de eso, nada me bastaba ni si quiera con aquel futuro tan poco prometedor que me habían enseñado. Solo pensar en el brillo de los ojos de Uni, todo mi cuerpo se estremecía.
I will get my perfect world,
even if you are here.
even if you are here.
Thanks Winter!
por Nere Ronoa 09.10.16 13:48
Presentándose al Diablo [Byakuran]
Cuándo Nere pudo ver finalmente a aquel hombre con el que todos querían tener cuidado, bueno, quizás debería decir...¿chico? Porque él no era mayor, al contrario, parecía cercano a la edad que ella y Narya tenían, de hecho él tenía el mismo poco respeto por el espacio personal que su hermana tenía, claro que era solo así con ella, no equivalía a que fuera lo mismo con un sujeto desconocido y menos aún si tenía que vigilarle, vaya, era como ver a un niño lleno de azúcar correr cuándo, mientras duraba la carrera ella fue más consciente del detalle del pelo blanco y pensó en las hombreras, aquel dibujo de lo que parecían dos flores cruzadas, esos picos eran más similares al pelo de Byakuran, entonces ella necesitó oprimir los labios para no reírse pensando que en realidad estaban llevando el perfil del cabello del jefe en los hombros.
¡Pero era tan gracioso!
Al menos en eso pensaba hasta que notó la presión en sus labios, arqueó una ceja al sentir la suave calidez del dulce, ella amaba los dulces y era consciente de que él no la mataría tan de buenas a primeras , aunque a ella no le gustaba esa cercanía tan...¿intensa? sí, ese hombre era intenso, aunque no tanto como el guardían del sol del hijo de Iemitsu. ¿Qué? ¿La llamó Ne-chan? Ne-chan. No, ella solía hablar japonés en la infancia y sabía que a una hermana te referías como Nee-chan, entonces, ¿acortando su nombre de esa forma? Iemitsu en su momento le había advertido que no buscara ninguna lógica cuándo interactuase con él y solo siguiera el juego manteniendo su vigilancia, ya que Byakuran podría no tener la misma consideración con ella si perdía la paciencia.
Entreabrió los labios con reticencia, casi como una niña a la que le quieren dar de probar algo nuevo y aceptó el malvavisco en su boca, de nuevo especuló con el veneno por unos segundos antes de descartarlo de nuevo, él la llevaba de nuevo de la mano a las corridas con los murmullos, al parecer su presencia daba que hablar, bueno al menos a los cotillas. En realidad no importaba qué dijeran si podía hacer su trabajo. Uff, todo era demasiado blanco, muy blanco, así que era el color que allí primaba, había especulado que quizás solo sería en la recepción y en los uniformes pero no, vaya, le tomaría un tiempo no perderse en un sitio tan similar por todos lados.
—Gracias —murmuró dando un paso para cruzar el umbral de la puerta del despacho.
Entonces sucedió, la sonrisa que había acompañado a Byakuran desde que había llegado a la recepción hasta aquel momento había cambiado a una mueca aterradora y seria, al menos fue durante un segundo antes de recomponer su otra expresión.
Fue como...¿como podría decir algo así? Tal vez lo más equitativo era pensar que Einstein tenía razón: El tiempo pasa a velocidades distintas, a veces las horas pueden parecer minutos, y a veces, un solo segundo puede durar toda la vida.
Fue suficiente para Nere porque consiguió verlo por completo. Algo íntimo, sin embargo, significativo. No hay mucha gente que sepa lo que se siente, ¿verdad? Esa ira profunda, enterrada en los huesos, al principio los otros lo entienden, padres adoptivos, amigos, compañeros, todos lo entienden durante un tiempo hasta que quieren que haga algo que el niño o la niña sabe que no puede hacer y entonces envían al niño o a la niña con ira de nuevo al orfanato, ella aprendió muy temprano aquello. "Aprendes a esconder la ira y a practicar una sonrisa frente al espejo, como encerrar al verdadero yo en esa superficie lisa, como ponerse una máscara", por eso en cuánto lo vió hacer aquello supo quién era Byakuran realmente, porque ella también había ensayado aquella sonrisa.
Los dos llevaban una máscara.
No podía tomar eso como una ventaja porque era como un reflejo de su propia debilidad y si lo usaba ella también corría el riesgo de perder. Entonces, ¿qué debería hacer? ¿Cómo lidiaba con alguien que tenía algo similar a ella? No era lo mismo que tratar a su hermana porque Narya solo era igual a ella en el exterior y muy poco por dentro, por eso Nere siempre se había preocupado por ella con todo su corazón, Nere crió a Narya con calor y dulzura para que no fuera como ella. Conservó ese calor y esa dulzura como si fueran los remiendos de su alma para tratarla a ella y que permaneciera conectada a la realidad. Siempre supo que si algo le pasaba, su hermana viviría como un ente aislado y profundamente vacío, por eso Nere debía mantenerse.
Se sentó casi de manera automática dejando las manos descansar en su regazo aún pensando en aquello, en realidad ella sabía muy bien que en el fondo ella misma no era más que una niña pequeña enojada y perdida, por proteger el corazón de su hermana, se olvidó de recoger muchas piezas de su propia infancia para construirse como una adulta, ser consciente de ello la aturulló porque ahora mirando a Byakuran sentándose con un giro en su silla sentía como si estuviera viendo a un niño igual de enojado y perdido.
Los dos niños que ensayaban una sonrisa en el espejo mientras escondían su ira.
Y eso complicaba las cosas demasiado porque sintió que estaba viendo al Byakuran real.
Cuándo él apoyó la frente en la de ella , alzó la vista enfrentando el iris lila que eran los ojos de Byakuran, ella lo miró y sin querer, le salió el calor como si se estuviera dirigiendo a un niño pequeño y con infinita paciencia levantó la mano y la enterró en su cabellera.
—Si, es cierto. Vine aquí a la fuerza porque técnicamente soy imparcial al no haber existido en ese "futuro"—notó el estremecimiento, probablemente él estaba pensando en alguien más-. Pienso muchas cosas, tal vez demasiadas ...es difícil, ¿verdad? Darse cuenta de...—oprimió los labios y cambió la dirección de sus palabras—. Hagamos esto divertido para los dos, ¿vale?
Entonces calló apartando su mano, mirándole con esa sonrisa ensayada.
¡Pero era tan gracioso!
Al menos en eso pensaba hasta que notó la presión en sus labios, arqueó una ceja al sentir la suave calidez del dulce, ella amaba los dulces y era consciente de que él no la mataría tan de buenas a primeras , aunque a ella no le gustaba esa cercanía tan...¿intensa? sí, ese hombre era intenso, aunque no tanto como el guardían del sol del hijo de Iemitsu. ¿Qué? ¿La llamó Ne-chan? Ne-chan. No, ella solía hablar japonés en la infancia y sabía que a una hermana te referías como Nee-chan, entonces, ¿acortando su nombre de esa forma? Iemitsu en su momento le había advertido que no buscara ninguna lógica cuándo interactuase con él y solo siguiera el juego manteniendo su vigilancia, ya que Byakuran podría no tener la misma consideración con ella si perdía la paciencia.
Entreabrió los labios con reticencia, casi como una niña a la que le quieren dar de probar algo nuevo y aceptó el malvavisco en su boca, de nuevo especuló con el veneno por unos segundos antes de descartarlo de nuevo, él la llevaba de nuevo de la mano a las corridas con los murmullos, al parecer su presencia daba que hablar, bueno al menos a los cotillas. En realidad no importaba qué dijeran si podía hacer su trabajo. Uff, todo era demasiado blanco, muy blanco, así que era el color que allí primaba, había especulado que quizás solo sería en la recepción y en los uniformes pero no, vaya, le tomaría un tiempo no perderse en un sitio tan similar por todos lados.
—Gracias —murmuró dando un paso para cruzar el umbral de la puerta del despacho.
Entonces sucedió, la sonrisa que había acompañado a Byakuran desde que había llegado a la recepción hasta aquel momento había cambiado a una mueca aterradora y seria, al menos fue durante un segundo antes de recomponer su otra expresión.
Fue como...¿como podría decir algo así? Tal vez lo más equitativo era pensar que Einstein tenía razón: El tiempo pasa a velocidades distintas, a veces las horas pueden parecer minutos, y a veces, un solo segundo puede durar toda la vida.
Fue suficiente para Nere porque consiguió verlo por completo. Algo íntimo, sin embargo, significativo. No hay mucha gente que sepa lo que se siente, ¿verdad? Esa ira profunda, enterrada en los huesos, al principio los otros lo entienden, padres adoptivos, amigos, compañeros, todos lo entienden durante un tiempo hasta que quieren que haga algo que el niño o la niña sabe que no puede hacer y entonces envían al niño o a la niña con ira de nuevo al orfanato, ella aprendió muy temprano aquello. "Aprendes a esconder la ira y a practicar una sonrisa frente al espejo, como encerrar al verdadero yo en esa superficie lisa, como ponerse una máscara", por eso en cuánto lo vió hacer aquello supo quién era Byakuran realmente, porque ella también había ensayado aquella sonrisa.
Los dos llevaban una máscara.
No podía tomar eso como una ventaja porque era como un reflejo de su propia debilidad y si lo usaba ella también corría el riesgo de perder. Entonces, ¿qué debería hacer? ¿Cómo lidiaba con alguien que tenía algo similar a ella? No era lo mismo que tratar a su hermana porque Narya solo era igual a ella en el exterior y muy poco por dentro, por eso Nere siempre se había preocupado por ella con todo su corazón, Nere crió a Narya con calor y dulzura para que no fuera como ella. Conservó ese calor y esa dulzura como si fueran los remiendos de su alma para tratarla a ella y que permaneciera conectada a la realidad. Siempre supo que si algo le pasaba, su hermana viviría como un ente aislado y profundamente vacío, por eso Nere debía mantenerse.
Se sentó casi de manera automática dejando las manos descansar en su regazo aún pensando en aquello, en realidad ella sabía muy bien que en el fondo ella misma no era más que una niña pequeña enojada y perdida, por proteger el corazón de su hermana, se olvidó de recoger muchas piezas de su propia infancia para construirse como una adulta, ser consciente de ello la aturulló porque ahora mirando a Byakuran sentándose con un giro en su silla sentía como si estuviera viendo a un niño igual de enojado y perdido.
Los dos niños que ensayaban una sonrisa en el espejo mientras escondían su ira.
Y eso complicaba las cosas demasiado porque sintió que estaba viendo al Byakuran real.
Cuándo él apoyó la frente en la de ella , alzó la vista enfrentando el iris lila que eran los ojos de Byakuran, ella lo miró y sin querer, le salió el calor como si se estuviera dirigiendo a un niño pequeño y con infinita paciencia levantó la mano y la enterró en su cabellera.
—Si, es cierto. Vine aquí a la fuerza porque técnicamente soy imparcial al no haber existido en ese "futuro"—notó el estremecimiento, probablemente él estaba pensando en alguien más-. Pienso muchas cosas, tal vez demasiadas ...es difícil, ¿verdad? Darse cuenta de...—oprimió los labios y cambió la dirección de sus palabras—. Hagamos esto divertido para los dos, ¿vale?
Entonces calló apartando su mano, mirándole con esa sonrisa ensayada.
Byakuran
Sede Millefiore /Octubre
por Byakuran Gesso 09.10.16 14:54
— PRESENTÁNDOSE AL DIABLO —
...Are you afraid?...
...Are you afraid?...
¿Que ocultaban esos ojos marrones? ¿Esas llamas de la nube tan densas en su interior? Ese color morado que parecía envenenar con solo verlo, igual que mis ojos. Era tan divertido pensar en ello que casi por un momento olvide todo lo demás. El tiempo, el lugar, el espacio, respirar, la luz del sol, incluso mi propia existencia. Todo se había visto reducido a la nada por ella. Cuan interesante.
Ni si quiera era consciente de la sonrisa que se dibujo en mi rostro totalmente embelesado y no por sus palabras que vinieron a continuación, si no simplemente por nuestras miradas.
Pero toda esa magia, esa energía cósmica tan abrumadora que por un segundo me había cegado se esfumó con el simple roce de su mano en mi pelo. ¿Quien se creía para hacer eso? Desde luego que en su contrato no ponía nada de eso y lo detestaba.
Rápidamente mi mano se movía tomándola con fuerza por la muñeca apretando sin piedad sin importar si realmente la lastimaba o no con mi rostro totalmente serio — ¿Que crees que haces? — pregunté retomando esa seriedad que helaría la sangre al mas despiadado de los asesinos o al mas loco de los psicópatas — ¿Acaso te he dicho que puedas tocarme? — dije a la vez que hacia girar tu muñeca acabando por retorcerla manteniendo esa posición tan dolorosa pudiendo escuchar como tu articulación se resentía y tus huesos chocaban entre si pareciendo que estaban a punto de quebrarse.
Fue en ese momento cuando poco a poco recuperé mi sonrisa sin soltarla — Sabes, no soy un niño verdad Nere-chan — cambié su apodo como me venía en gana pues realmente no era como si me importara — Si bien eres algo así como mi niñera, no necesito que me den mimos o algo parecido, ni si quiera necesito conversación si lo haces por cortesía como también indica tu falsa sonrisa, ¿Quedó claro? — pregunté cerrando mis ojos arqueandolos volviendo a sonreír ampliamente para soltar y finalmente estallar en carcajadas por sus palabras.
Aplaudí sin dejar de reír divertido por todo lo que decía aunque había sido bastante escueta — Bueno, al menos alguien que es sincera conmigo en toda la base — volví a reír divertido sin poder contenerme pero poco a poco tuve que ir parando para que se me pudiera entender con mas claridad — Imparcial, ¿Eh? — acabé limpiando las pequeñas 'lagrimas' que se habían formado en el rabillo de mi ojo por la estruendosa risa de antes — Nadie es imparcial, nunca, aunque no hayas vivido ese futuro esta claro que tu simpatía esta con Vongola, o CEDEF, incluso me atrevería a decir que Varia — tomé una tablet entre mis manos encendiéndola para revisar su historial que habían redactado para mi echándole un rápido vistazo haciendo que volviera a sonreír — Si, claro que con Varia, al fin y al cabo tu hermana esta allí como guardiana de la nube — suspiré con fuerza cerrando los ojos para después dejar la tablet apagado en el escritorio casi lanzandola de forma descuidada — Vais a matarme de un disgusto! — exclamé casi como una maruja haciendo su mejor papel en un culebrón para reír complemente divertido por mi broma volviendo mis ojos a ella — ¿Ves? No hay nadie imparcial, ¿O es que acaso si te lo mandara atacarías Varia incluyendo a tu hermana? No lo harías, claro que no… — de nuevo volví a ponerme algo serio abriendo un cajón tomando una bolsa de malvaviscos que empecé a comer como un poseso, pues aquella clase de conversaciones sobre lazos familiares no era precisamente de lo que mas me gustaba conversar — Al fin y al cabo la sangre siempre es mas espesa que el agua aunque el refrán diga lo contrario, aunque… — lo volví a pensar — Puede en algunos casos no, pero en el tuyo si, esta claro — dije sin dejar entrever lo que realmente pensaba yo de esas cosas o que yo tuviera algún problema familiar.
Nadie podía saber nada de mi historia familiar, me había encargado de ocultar todo, quemar toas las pruebas sobre lo sucedido, incluso había incendiado la casa donde había nacido y crecido. Ni mi padre ni yo volveríamos a ella, yo porque no lo deseaba y él porque estaba 'desaparecido'. Aun así todo el mundo sabia que él era mi padre y que mi madre estaba muerta, pero jamás se había conocido más información que esa y así continuaría. Yo podía conocer todo sobre todos, pero nunca nadie sabría sobre mi, yo era igual que el blanco de aquella base, un blanco que se confundía con las paredes, con la nieve, era un color que representaba el vacío, igual que su color contrario el negro. Todo mi vida había oscilado entre esos dos colores, siendo nada, un fantasma, un agujero negro, nada.
— ¿Mmm? — la miré aun algo serio cuando no terminó la frase — ¿Darse cuenta de que? — sonreí levemente de lado — Si no me lo dices no podré contestar adecuadamente — murmuré alejándome un poco de ella apoyándome por completo en mi silla sin dejar de comer aquellos dulces blancos mas tranquilo — ¿Divertido? — pregunté con la boca llena sin dejar de sonreír para después tragar — Yo ya me estoy divirtiendo, ¿Tu no? Tal vez debería complacerte de alguna manera… — me quedé pensando mirando hacia el techo — Ah! Ya se! ¿También quieres un dulce verdad? Estas celosa, es comprensible, pero cuando acabemos de tomarlo, ¿Que querrás hacer? ¿Eres tan insaciable como pareces? — le guiñé un ojo divertido marcando el número de la recepcionista — Liu por favor, puedes traernos un helado y…¿Tal vez otro helado de vainilla y chocolate? — miré a Nere esperando que se decidiera.
Hickory Dickory Dock
el ratón subió al reloj,
el reloj marcó la una,
el ratón bajó,
Hickory Dickory Dock.
el ratón subió al reloj,
el reloj marcó la una,
el ratón bajó,
Hickory Dickory Dock.
Thanks Winter!
por Nere Ronoa 09.10.16 16:40
Presentándose al Diablo [Byakuran]
A veces los pensamientos de una persona están alienados o son muy constantes o muy mecánicos, es como la diferencia entre un psicópata y un sociópata, hay varias diferencias porque sus cerebros están dañados de distinta manera, la más fundamental era esta: Uno te matará y el otro solo te engañará.
También era la diferencia obvia entre Byakuran y Nere. Él era un psicópata. Ella era una sociópata.
Por eso la mejor forma de deshacerse de la imagen, de recordar constantemente la verdadera cara de Byakuran era esta, dónde ella notaba las agudas punzadas en su muñeca, así que ella lo miró y sonrió de la misma forma aunque él había dicho que la sonrisa era falsa, solo la ensanchó.
—Claro como el agua, Byakuran-san.
Cuándo la soltó, no era nada preocupante, ella ya había tenido heridas, calculaba lo rápido que se formaría el morado, las manchas cárdenas, aunque se pusieran amarillas todavía recordaría por qué las tenía. Eso estaba bien, era lo que necesitaba ver.
—En realidad solo estaba pensando en lo divertido que es que usted crea que mi hermana es una Varia—Nere volvió a dejar las manos sobre su regazo descansando.
Ella aprendió muy bien a mantenerse sentada, erguida y sonriente aún si debajo de la ropa estaba llena de cardenales, cortes, quemaduras. Oh, sí. Lo pensaba así porque se acordaba, muy de vez en cuándo de su padre, una vez le regaló a ella y a Narya unas muñecas de trapo, la suya era castaña, la de Narya era pelirroja, por supuesto, por supuesto, tenía que ser así, ella adoraba esa muñeca, le hablaba todos los días, peinaba su pelo de hilos pero a veces había accidentes, a veces la muñeca se le caía porque se movía mucho cuándo dormía y la tiraba sin querer, otras veces un perro se la llevaba en la boca y ella tenía que tirar de ella para recuperarla, otras veces se manchaba por el barro y Nere intentaba arreglarla, aunque siempre se quedaba alguna mancha que no se podía quitar por la tela y también perduraban las marcas de cosidas en los brazos rotos y a veces los vestidos. Entonces Nere, como una niña, quedó fascinada como por muchos rotos que la muñeca tuviera como mantenía la sonrisa en su cara de tela. A veces la miraba largo rato pensando, ¿qué era eso tan divertido que la hacía sonreír? Incluso al perderlo todo, todo donde ellas lloraban y gritaban muertas de hambre, muertas de sed, muertas en general, como pequeños peces fuera del agua saltando esterilmente en el aire, deseando que o bien las llevaran al orfanato o bien las mataran de una vez, vió que la muñeca aún sonreía. Ella razonó en su tierna mente que la muñeca, como su amiga, más que como un objeto lo escondía todo bajo una sonrisa, como la rabia, el dolor o la tristeza.
En ese momento la pequeña Nere comenzó a sentarse frente a un espejo mirando sus ojos hundidos, las mejillas chupadas, arañadas y cubiertas de barro, los labios agrietados, deslizó la mirada hacia las manos casi huesudas y manchadas para agarrar una toalla, se limpió la cara y empezó a practicar una sonrisa. Quería sonreír igual que su muñeca.
Y lo consiguió muy bien, incluso cuándo le rompieron el brazo y su nariz sangraba a borbotones, se levantaba limpiaba su cara, se sentaba con el brazo roto colgando a un lado del cuerpo como un miembro inerte y mantenía una sonrisa a pesar de las preguntas. ¡Por Dios, ¿no te duele?!. No, y una sonrisa. Mentira. Al principio lo hacía fatal, Narya miraba su cara y pequeña como era, igual que ella, Narya se echaba a llorar y Nere la miraba con esa sonrisa. Pero, ¿por qué lloras, Narya? Si estoy muy bien. Entonces era consciente de que lo estaba haciendo mal porque también estaba llorando mientras sonreía.
Luego comenzó a ser tan sencillo...es que bueno, tenía que cuidar de su hermana, porque ella había entendido la situación más rápido. Por más pacífico que fuera el mundo en el que vivía, en el que viviera a partir de ese momento el recuerdo de lo que vivió aquel día no se borrará nunca.
Los Flashbacks las asaltarían por las noches, en los días serenos revivirían los momentos atroces del modo más cruel, pero también fue consciente de que aún estaban a tiempo de escoger: Si aprendía a vivir con las manos manchadas de sangre y esas sonrisas...el recuerdo del odio que le producían pasaría a formar parte de ella. En lugar de vivir con temor a revivir ese recuerdo mientras trataba de llevar una vida pacífica con su hermana, escogió la contra, convertirlo en parte de ella, quizás una elección demasiado cruel para una niña, pero sin duda la adecuada para que ambas sobrevivieran.
—No importa lo que iba a decir, estaba equivocada—ladeó un poco la cabeza, casi con un resquemor de curiosidad—. ¿Envidia? No, no quiero dulces. Comí durante el viaje todos los que pude.
Y sin preocuparse de la muñeca alzó la mano enumerando con los dedos mientras recordaba los dulces.
—Empanada de flan, chocolate, pastelitos rellenos de crema, los bites, los cereales de vainilla con malvaviscos, galletas de crema, hojaldres rellenos...—comentó pensativa, tratando de recordar despreocupadamente cuándo la secretaria entró con un carrito con helados—. Oh, creo que un pedazo más no hace daño. Lo contrario sí—los miró pensativa, de refilón vió la mirada de la mujer hacia su mano, supuso que la rojez se estaba haciendo notoria pero Nere no varió la expresión—. ¿Ese lleva banana y chocolate?—al verla asentir aunque no pareciera consciente la hizo ensanchar aquella sonrisa—. ¡Qué bien! ¡Es mi favorito!
Mientras esperaba moviendo los pies algo impaciente cuándo por fin recibió su pedazo.
—Mmm, no estoy acostumbrada de esta forma, no, no, algo mejor—ella sacó el anillo y la caja, no amenazante, todo lo contrario, no era tiempo de ponerse amenazante, abrió la caja de armas dejando salir a la serpiente larga y grande como era, miró un momento las escamas que brillaban y como la serpiente se envolvió en sí misma, ella se sentó tan cómoda como si fuera un sofá—. Es Khan, pero no le gustan los dulces, no Khan es muy soso pero lo amo igualmente—dijo acariciando la cabeza del animal, aunque más bien pensaba en Bennedict como Khan al decirlo pero eso no era el tema en cuestión—. Ahi va, creo que eras hembra...¿o eras un macho? Mmm...vaya, no pasa nada. Ya me acordaré
Cuándo comenzó a comer el pastel, dijo.
—Me desvié un poco del tema, en realidad ya lo ha hecho muy fácil, Byakuran-san. Tremendamente fácil—sonrió, bien, ya no tenía miedo de sentir empatía por él—. Supongo que sí hago función de niñera, no importa la tarea que me dé como si quiere que me limite a limpiar todos los servicios de Millefiore o cuidando los animales de caja...o no sé, no es muy importante en realidad, después de todo lo principal es vigilar y por el momento la cosa ha ido bien, no creo que me tome demasiado tiempo estar aquí.
Bien, igual que una muñeca de tela.
También era la diferencia obvia entre Byakuran y Nere. Él era un psicópata. Ella era una sociópata.
Por eso la mejor forma de deshacerse de la imagen, de recordar constantemente la verdadera cara de Byakuran era esta, dónde ella notaba las agudas punzadas en su muñeca, así que ella lo miró y sonrió de la misma forma aunque él había dicho que la sonrisa era falsa, solo la ensanchó.
—Claro como el agua, Byakuran-san.
Cuándo la soltó, no era nada preocupante, ella ya había tenido heridas, calculaba lo rápido que se formaría el morado, las manchas cárdenas, aunque se pusieran amarillas todavía recordaría por qué las tenía. Eso estaba bien, era lo que necesitaba ver.
—En realidad solo estaba pensando en lo divertido que es que usted crea que mi hermana es una Varia—Nere volvió a dejar las manos sobre su regazo descansando.
Ella aprendió muy bien a mantenerse sentada, erguida y sonriente aún si debajo de la ropa estaba llena de cardenales, cortes, quemaduras. Oh, sí. Lo pensaba así porque se acordaba, muy de vez en cuándo de su padre, una vez le regaló a ella y a Narya unas muñecas de trapo, la suya era castaña, la de Narya era pelirroja, por supuesto, por supuesto, tenía que ser así, ella adoraba esa muñeca, le hablaba todos los días, peinaba su pelo de hilos pero a veces había accidentes, a veces la muñeca se le caía porque se movía mucho cuándo dormía y la tiraba sin querer, otras veces un perro se la llevaba en la boca y ella tenía que tirar de ella para recuperarla, otras veces se manchaba por el barro y Nere intentaba arreglarla, aunque siempre se quedaba alguna mancha que no se podía quitar por la tela y también perduraban las marcas de cosidas en los brazos rotos y a veces los vestidos. Entonces Nere, como una niña, quedó fascinada como por muchos rotos que la muñeca tuviera como mantenía la sonrisa en su cara de tela. A veces la miraba largo rato pensando, ¿qué era eso tan divertido que la hacía sonreír? Incluso al perderlo todo, todo donde ellas lloraban y gritaban muertas de hambre, muertas de sed, muertas en general, como pequeños peces fuera del agua saltando esterilmente en el aire, deseando que o bien las llevaran al orfanato o bien las mataran de una vez, vió que la muñeca aún sonreía. Ella razonó en su tierna mente que la muñeca, como su amiga, más que como un objeto lo escondía todo bajo una sonrisa, como la rabia, el dolor o la tristeza.
En ese momento la pequeña Nere comenzó a sentarse frente a un espejo mirando sus ojos hundidos, las mejillas chupadas, arañadas y cubiertas de barro, los labios agrietados, deslizó la mirada hacia las manos casi huesudas y manchadas para agarrar una toalla, se limpió la cara y empezó a practicar una sonrisa. Quería sonreír igual que su muñeca.
Y lo consiguió muy bien, incluso cuándo le rompieron el brazo y su nariz sangraba a borbotones, se levantaba limpiaba su cara, se sentaba con el brazo roto colgando a un lado del cuerpo como un miembro inerte y mantenía una sonrisa a pesar de las preguntas. ¡Por Dios, ¿no te duele?!. No, y una sonrisa. Mentira. Al principio lo hacía fatal, Narya miraba su cara y pequeña como era, igual que ella, Narya se echaba a llorar y Nere la miraba con esa sonrisa. Pero, ¿por qué lloras, Narya? Si estoy muy bien. Entonces era consciente de que lo estaba haciendo mal porque también estaba llorando mientras sonreía.
Luego comenzó a ser tan sencillo...es que bueno, tenía que cuidar de su hermana, porque ella había entendido la situación más rápido. Por más pacífico que fuera el mundo en el que vivía, en el que viviera a partir de ese momento el recuerdo de lo que vivió aquel día no se borrará nunca.
Los Flashbacks las asaltarían por las noches, en los días serenos revivirían los momentos atroces del modo más cruel, pero también fue consciente de que aún estaban a tiempo de escoger: Si aprendía a vivir con las manos manchadas de sangre y esas sonrisas...el recuerdo del odio que le producían pasaría a formar parte de ella. En lugar de vivir con temor a revivir ese recuerdo mientras trataba de llevar una vida pacífica con su hermana, escogió la contra, convertirlo en parte de ella, quizás una elección demasiado cruel para una niña, pero sin duda la adecuada para que ambas sobrevivieran.
—No importa lo que iba a decir, estaba equivocada—ladeó un poco la cabeza, casi con un resquemor de curiosidad—. ¿Envidia? No, no quiero dulces. Comí durante el viaje todos los que pude.
Y sin preocuparse de la muñeca alzó la mano enumerando con los dedos mientras recordaba los dulces.
—Empanada de flan, chocolate, pastelitos rellenos de crema, los bites, los cereales de vainilla con malvaviscos, galletas de crema, hojaldres rellenos...—comentó pensativa, tratando de recordar despreocupadamente cuándo la secretaria entró con un carrito con helados—. Oh, creo que un pedazo más no hace daño. Lo contrario sí—los miró pensativa, de refilón vió la mirada de la mujer hacia su mano, supuso que la rojez se estaba haciendo notoria pero Nere no varió la expresión—. ¿Ese lleva banana y chocolate?—al verla asentir aunque no pareciera consciente la hizo ensanchar aquella sonrisa—. ¡Qué bien! ¡Es mi favorito!
Mientras esperaba moviendo los pies algo impaciente cuándo por fin recibió su pedazo.
—Mmm, no estoy acostumbrada de esta forma, no, no, algo mejor—ella sacó el anillo y la caja, no amenazante, todo lo contrario, no era tiempo de ponerse amenazante, abrió la caja de armas dejando salir a la serpiente larga y grande como era, miró un momento las escamas que brillaban y como la serpiente se envolvió en sí misma, ella se sentó tan cómoda como si fuera un sofá—. Es Khan, pero no le gustan los dulces, no Khan es muy soso pero lo amo igualmente—dijo acariciando la cabeza del animal, aunque más bien pensaba en Bennedict como Khan al decirlo pero eso no era el tema en cuestión—. Ahi va, creo que eras hembra...¿o eras un macho? Mmm...vaya, no pasa nada. Ya me acordaré
Cuándo comenzó a comer el pastel, dijo.
—Me desvié un poco del tema, en realidad ya lo ha hecho muy fácil, Byakuran-san. Tremendamente fácil—sonrió, bien, ya no tenía miedo de sentir empatía por él—. Supongo que sí hago función de niñera, no importa la tarea que me dé como si quiere que me limite a limpiar todos los servicios de Millefiore o cuidando los animales de caja...o no sé, no es muy importante en realidad, después de todo lo principal es vigilar y por el momento la cosa ha ido bien, no creo que me tome demasiado tiempo estar aquí.
Bien, igual que una muñeca de tela.
Byakuran
Sede Millefiore /Octubre
por Byakuran Gesso 15.10.16 11:13
— PRESENTÁNDOSE AL DIABLO —
...Are you afraid?...
...Are you afraid?...
Aquella chica era completamente diferente a todo lo que me había imaginado, superaba las expectativas con creces y parecía un juguete resistente amis ataques, al menos de momentos. ¿No era fantástico? Me iba a divertir mucho.
Mi sonrisa se ensanchó un poco más junto a mis ojos al escucharle hablar de su hermana — ¿No lo es? Claro que no, igual que tu no eres una Millefiore, ambas solo os sois leales a vosotras mismas, solo os adaptáis para sobrevivir igual que las cucharas — sonreí levemente — Dicen que el ser humano también lo hace, pero es mentira, pues solo unos pocos logran sobrevivir en condiciones extremas, como tu, ¿No? Como Narya... — desvíe la atención solo a ella y su familia fingiendo ser el típico psicópata mimado al que su padre todo le daba sin restricción alguna.
Decir algo en aquellos momentos estaba de mas por lo que solo respeté el silencio entre ambos ignorando su negativa ante el postre dulce que le ofrecía a la vez que entraba Liu con los postres exhibiéndolos como si fueran las mejores joyas hasta que finalmente escogió uno de plátano y chocolate, al menos había adivinado en uno de los ingredientes, ¿Había sido de manera inconsciente por el color de su pelo? Tal vez, tal vez no, no era como si importara.
Una vez le entregó su postre, la joven se dirigió a mi dándome mi helado — Gracias — dije de manera cantarina sonriendo amablemente a la vez que esta se volvía a retirar mientras Nere se ponía cómoda sobre su caja arma que no me alarmó lo más mínimo.
No era como si me diera igual que me dañara o algo así, si no que simplemente de querer podría haberme defendido, siempre estaba atento a cualquier movimiento y con ella no iba a descuidarme, precisamente de ella era de quien mas me tenia que cuidar al ser mi 'niñera'.
Fue en estos momentos cuando la joven hablaba sola que me puse algo mas serio de lo normal sin tocar el postre, solo con la cuchara entre mis labios mirando a un punto fijo en la blanca pared.
Aquella conversación se había tornado aburrida, si, era muy caprichoso, cualquier cosa podía llamar mi atención como perderla al segundo y sus constantes parloteos sobre su serpiente o su postre favorito me habían agotado el cerebro, dejándome en aquel estado 'vegetativo'.
Pero como siempre al final me sorprendía era como una caja de música cuadrada a la cual e
le das cuerda para que de golpe, al terminar la música salga despedido hacia ti un payaso siniestro asustándote — ¿No te tomará mucho tiempo? — ladeé el rostro mirándola por unos segundos desviando después mi rostro hacia mi postre — Pensé que todo esto sería mucho mas divertido y que duraría hasta que casi muriera, y con morir me refiero a que me maten, ¿Que otra muerte si no puede esperar un capo de la mafia? — reí divertido tomando un trozo de helado cerrando mis ojos sin quitar la cuchara de mi boca — Y con respecto a tu función la verdad es que no tenía pensado asignarte ninguna, al fin y al cabo eres una persona de la que no me puedo fiar se mire como se mire, incluso pensé en encerrarte aquí para que no pudieras salir mas como a muchos otros — confesé riendo divertido por ello pues no tenía ningún problema en contárselo aunque eso pudiera quedar reflejado en sus informes. Al fin y al cabo ya era alguien acusado de muchos crímenes, todos futuros, pero al fin y al cabo crímenes que tal vez cometería y hasta que ese tiempo futuro pasara no podría demostrarse que no los llevaría acabo. Suspiré con fuerza, era una lata todo aquello.
Me levanté de la mesa con cuidado caminando hacia ella quedando lo mas cerca posible de ella sin importarme que aquella serpiente pudiera morderme y me agache para poder mirarla directamente a los ojos quedando a la misma altura — Dime Nere, ¿Que es lo que quieres hacer tu para no aburrirte? ¿Quieres jugar conmigo al gato y al ratón? Si te mando a sacar brillo a los baños te aburrirás y te marchitaras como una flor, y no quiero eso… — murmuré por lo bajo atreviéndome a acariciar su mejilla con cuidado por nos breves segundos — Dime Nere, ¿Que es lo que más deseas? — volví a preguntar aunque esta vez la pregunta era mucho mas general. Quería conocerla por completo, quería destrozarla de todas las maneras posibles, quería que, aunque fuera peligroso, yo me acercaría a ella mas que nadie, mas incluso que su hermana y cuando la tuviera cerca la asfixiara con mis propias manos y mi plan comenzaría, pues mientras aun siguiera ella sin darse cuenta me estaría ayudando a tener todo listo para que el caos volviera a reír sobre la tierra.
— ¿Sabes? — dije al final de todo sin dejar de mirarla — Una flor tan venenosa y bella como tu solo tiene un lugar en este sitio, justo a mi lado — sonreí amablemente separándome un poco para darle la espalda sin preocuparme que pudiera atacarme, aunque sabía que no lo haría, ese no era su cometido, mientras no hiciera nada malo como intentar matar a una persona, o algún acto que conllevara maldad frente a sus ojos todo estaría 'bien' ente nosotros — Serás mi secretaria, así tendré incluso menos trabajo que hacer — miré hacia atrás sonriendo levemente feliz volviendo a mi silla bebiendo aquel helado completamente derretido y destrozado. Ese delicioso postre era igual que ella, su viva imagen una vez terminara con ella.
Malvada flor con una maníaca decoloración.
Aunque sea la mas hermosa del jardín,
hay tantas espinas que no la puedo tocar.
Aunque sea la mas hermosa del jardín,
hay tantas espinas que no la puedo tocar.
Thanks Winter!
por Nere Ronoa 30.10.16 12:30
Presentándose al Diablo [Byakuran]
Hizo una pausa y pensó... pero la tentación era grande y no pudo controlarse.
¡Por Dios a Khan! Esa habría sido la respuesta automática cuando él le preguntó qué era lo que más deseaba y no refiriéndose a la serpiente precisamente, si no lo contrario, a la persona por la que recibía el nombre, pero no habría tenido sentido responderlo porque la pregunta había sido "qué era lo que más deseaba", no a quién.
-El deseo florece; la posesión lo marchita todo-murmuró inconscientemente porque, el deseo, aunque mudo, al final habla con lengua milagrosa-. Ay, Narya...-murmuró cuando él la nombró-. Pobre cosita...
Dejó la copa vacía del helado pero aún sostuvo un rato más la cuchara entre sus dedos antes de volver a llevársela a la boca, apretando los dientes contra el metal que todavía poseía reminiscencias del helado, manteniendo los ojos fijos en la lavanda marchita que eran los de Byakuran. Secretaria. Le había asignado el papel de secretaria, si eso no era desesperación, ¿qué lo era?
-Entonces, ¿qué es esto? ¿Quid pro quo?-preguntó Nere aún obviando la pregunta de Byakuran acerca de no aburrirse y el deseo-. Usted me dice cosas y yo le digo cosas, ¿así va a funcionar?-entonces siseó-. ¡Qué peligro!
Le recordó vagamente a una misión, en la que cortó la cara de un amigo, el atractivo rostro de Oliver se hizo un amasijo de marcas de cortes y zonas deformadas por la parte de carne pero le dió lo que quería, vaya que sí, era su orden, hacerle hablar sin importar qué, pero nadie le ordenó matarle por eso le dejó ir. No volvió a filtrar información, tampoco se quedó sin más en el anonimato, una vez ella se despertó encadenada con pequeños parches por el cuerpo unidos a una corriente, por supuesto que había sido culpa suya porque no le mató y porque le dijo sin siquiera pensarlo qué le gustaban los dulces, el lugar perfecto para el sedante con el que la durmió.
Entonces sintió la corriente pasar por su cuerpo. Escalofriante. Caliente y fría. Activando hasta el último nervio de su cuerpo de puro dolor y la sensación de que si lo hacía otra vez se orinaría de dolor. Algo que no llegó a suceder.
Oliver la había mirado con ese rostro cortado antes de hablar, sujetando los mandos de la batería.
"Supongo, Nere...que estarás deseando haber tirado mis restos a los perros".
Y, por la razón que fuera...o sin razón...ella lo había mirado con absoluta calma.
"No, Oliver. Prefiero verte así cómo estás"
No fue una cuestión de sadismo ni de tortura. Pero lo de Byakuran, sabía que acabaría siendo con diferencia, mucho pero mucho peor.
-Será rápido porque me reemplazarán-admitió, no era una certeza, sin embargo dudaba que el CEDEF quisiera que solo ella se ocupara de vigilar a Byakuran por el temor que les suponía su carisma del mal, así que era obvio pensar que rotarían a la gente de tanto en tanto.
Finalmente dejó que la cuchara abandonara su boca y la dejó en el vacío vaso oyendo el suave repicar del metal contra el vaso, Byakuran tomaba su helado, ya derretido, ella le sostuvo la mirada todo el tiempo, apenas dió un par de toques haciendo que Khan se alargara y estirase un poco, Nere se recostó a lo largo del cuerpo de la serpiente como si fuera la rama colgante de un árbol para verlo sin que él tuviera que agachar de nuevo la cabeza a su altura.
-¿Su secretaria? -repitió ladeando un poco la cabeza, dejó que su melena del denso color chocolate resbalase hasta caer para el lado como una extremidad-. No hay ningún problema. ¿Andaré sola con usted...? Eso está bien...
Estiró otra sonrisa, distinta a la ensayada, pequeña y juguetona mientras apoyaba la cabeza en el brazo que tenía sobre Khan.
-Nunca debemos estar solos. Puedo quedarme con usted hasta que me reemplacen entonces, ¿le parece bien?-respiró hondo y con la honestidad que le quedaba dijo-. Yo le protegeré aunque dudo que lo necesite...Entra en mis competencias como secretaria, ¿verdad? Y reducir su papeleo. Solos usted y yo.
Escuchó a Khan sisear con un baritono bajo y pausado, ella le pasó los dedos por las escamas onix volviendo a mirar el lavanda de Byakuran, el lavanda del hombre que acababa de tomar a la muñeca para hacer lo mismo que ella hizo en su momento con su propia muñeca: Arrojarla, maltratarla, partirla y recomponerla una y otra vez. La acusaba de ignorar su pregunta, aquella pregunta sobre el deseo. Aaah, cosita. Pensó para sí.
-No la ignoré, reflexionaba sobre ello...El deseo es demasiado general, Byakuran-san. A menudo acabamos deseando lo que vemos a diario-replicó, por primera vez casi con mimo, casi. Se inclinó un poco en su dirección gracias al apoyo de estar tumbada en Khan-. ¿Sabe? Dicen que al amputar una pierna aún se sienten cosquillas...entonces, me pregunto si usted muere...¿dónde voy a sentir las cosquillas?
Belcebú ha puesto un demonio a mi lado
a mi lado, a mi lado
a mi lado, a mi lado
Byakuran
Sede Millefiore /Octubre
por Byakuran Gesso 04.11.16 17:34
— PRESENTÁNDOSE AL DIABLO —
...Are you afraid?...
...Are you afraid?...
Dios, ¿Porque aquello era tan sumamente divertido? No recordaba la última vez que me lo había pasado tan bien con otro ser humano, bueno salvo cuando torturaba a alguien o lo mataba, eso siempre estaba bien pero de todas formas era algo vacío y sin sentido a diferencia de lo que estaba pasando entre la chocolatina que tenía delante de mi y mi persona, representada por un malvavisco gigante blanco. De todo lo que decíamos se podía aprender, todo estaba cargado de sentimientos, sentimientos que salían desde lo más profundo de nuestra alma sin que si quiera nos diésemos cuenta. Nos estábamos descubriendo por completo el uno al otro, diciendo las cosas sin tapujos tal cual como nuestro corazón lo sentía. ¿Había algo mas emocionante que eso?
Permanecí callado sin perderla de vista para al final forzar un poco mas mi sonrisa sin poder evitarlo debido a la emoción del momento — ¿Quid pro quo? — me entró al risa floja echando la cabeza hacia atrás sin dejar de reír de manera musical sin poder evitarlo pero intenté calmarme poco a poco limpiando mis ojos en los que se habían formado un par de lagrimas — ¿Quien te crees que eres para ofrecerme eso? No voy a contarte más que lo necesario para que hagas tu trabajo, no quiero que enloquezcas a la primera semana — sonreí divertido apoyando mi mentón en mi mano — aunque no me negaré a que me digas cosas sobre ti — me quedé pensando para luego rectificar — pero sin duda es mas fácil investigarte y analizarte como llevo haciendo desde el primer momento en que pisaste estas instalaciones, se que es menos entretenido así, pero ey! — levanté las manos en seña de inocencia — nadie dijo que fuéramos a jugar limpio, y eso no va en contra de lo que pueda hacer o no, estoy en mi pleno derecho al entrar a formar parte de mi familia, así que no lo tomes como algo personal — dije sin borrar mi sonrisa totalmente divertido para después suspirar algo cansado de esa mueca — aunque supongo que tus mas oscuros secretos me costara mas trabajo descifrarlos, pero no te preocupes… — abrí mis ojos siempre curvos debido a esa sonrisa permanente en mi, clavandolos en los suyos — se muy bien como hacerlo — me puse sobre el escritorio poniéndome a la altura de su oreja — pues yo soy el primero que los guarda… — sonreí de manera desquiciada para después volverme a sentar en la silla separándome de ella.
No obstante lo que dijo hizo que me enfureciera y se notó en mi expresión pues fruncí el ceño. ¿Porque? ¿Porque iban a reemplazarla? Yo la quería a ella, no quería que la sustituyeran por nadie mas. Podían contratar a mas gente para que me vigilaran pero a ella no la movieran de donde estaba — no — dije secamente — tu te quedarás aquí hasta que yo lo diga — dije de manera autoritaria y caprichosa casi enfadado, pues lo estaba — ¿Acaso tienen miedo de que te rompa? — rompí a reir de nuevo — ¿O es que piensan que caerás ante mis evidentes encantos? Supongo que es lo que tenemos todos los villanos, una carisma que los héroes no pueden igualar, pero es extraño, si tenemos tanta carisma, ¿Porque al final nos matan en todas las películas? ¿Porque no tenemos nuestro final feliz? ¿Porque la chica siempre se va con el protagonista? Eso debe de cambiar… — murmuré volviendo a sonreír — ¿No lo crees Ne-chan? — volví a sonreír feliz. Me iba a doler la mandíbula después por fingir durante tanto tiempo, aunque así había sido toda mi vida, tal vez sería mas fácil ponerme botox para mantener esa mueca para siempre, pero siendo sinceros aquello se había vuelto tan natural como respirar — por eso tu nunca te iras de aquí, serás mi secretaría de ahora en adelante hasta que yo personalmente me canse — concluí siendo rotundo en mi decisión sin importarme lo que pudiera pensar ella o lo que ordenaran directamente los de CEDEF, si era necesario los mataría con tal de que ella se quedara. No dejaría que me quitaran mi juguete una vez lo había adquirido. Era mía. Ya la habían puesto en mis manos, no la devolviera, nunca, al menos no con vida.
No me cansaba de escucharla. Todas las cosas que decía eran excepcionales y me provocaban sin medida — ¿Entonces eso quiere decir que acabaré deseándote? ¿O será al revés? — volví a sonreír de lado de manera seductora sin pretenderlo — ya te lo dije los malos al final no se quedan con la chica — murmuré viendo como se acercaba ella a mi a pesar de que el escritorio marcara una distancia entre ambos que parecía insalvable, o me equivocaba. Tal vez estuviera ahí porque eramos demasiado iguales y si no existiera eso nos fundiríamos en uno — ¿Donde? — reí — ¿Estas preguntando donde? — sonreí sin poder contenerme un tanto desquiciado levantándome de mi silla para bordear la mesa. Puse una mano sobre la mesa y la otra en el pecho ajeno sobre el corazón — justo aquí — murmuré — en el corazón... — reí divertido arqueando los ojos totalmente calmo — porque voy a destrozarlo en pedazos sin que te des cuenta, pues cuando lo hagas, notarás un agujero en su lugar, un vacío que te helara la sangre siendo yo lo único que quede en tu vida, lo único a lo que puedas aferrarte… — bajé la mano de su pecho a su cadera pegándola a mi a la vez que mi rostro se pegaba también al contrario dejando nuestras frentes pegadas y nuestros alientos chocando — así… — murmuré sonriendo malvadamente — Nere Ronoa — dije su nombre completo sin perder esa sonrisa macabra — esto no es una amenaza, ni una pesadilla, es la realidad...y yo, haré de ella un infierno… — jadeé sobre su boca rozando nuestros labios cuando de golpe llamaron al teléfono. Que inoportunos.
Me separé de ella sin decir nada y contesté totalmente serio dándole la espalda a la joven. Al parecer eran noticias de mi padre pero en ese momento no podían importarme menos. Quería seguir destrozando a esa joven que se mantenía tan enterita delante de un autentico monstruo. Quería hacerla gritar, que llorara, que suplicara para que acabara con su vida. Quería devorarla y todos lo estaban fastidiando.
Show me your teeth.
Thanks Winter!
por Nere Ronoa 19.11.16 12:21
Presentándose al Diablo [Byakuran]
No puede mirarme a los ojos,
Pero yo veo los suyos y son lavandas
Y ellos ladean y se retuercen y empequeñecen
Pero yo veo los suyos y son lavandas
Y ellos ladean y se retuercen y empequeñecen
—Eso suena bien-replicó cuándo él se rió de la idea del quid pro quo y dijo que estaba en su derecho de investigarla aunque no fuera tan divertido.
Por un momento vaciló y se preguntó hasta dónde podría engañarle, entonces se dió cuenta de que la verdadera pregunta era: ¿podré engañarle?
Eso era lo menos probable, Byakuran parecía verlo absolutamente todo, eso desataba la segunda pregunta: ¿como utilizaré eso para ganarle? Si conocía sus secretos, si la torturaba con eso, cada día un poquito más, cada día el juguetero moviendo los brazos de la pequeña muñeca de tela retorciéndolos, ¿cuánto resistía la muñeca hasta que la tela se desgarraba, vieja, magullada e innoble? Tal vez no mucho, pero incluso sin brazos iba a seguir sonriendo. Nere tenía que seguir la corriente en la que le tocaba bajar y dejar que Byakuran prendiera lo hilos en sus brazos y los moviera a su antojo sin luchar. Como el juguetero y la muñeca.
—¿Por qué no cambiarme? Un juguete nuevo siempre es más entretenido que uno viejo-replicó con parsimonia para luego escucharle con atención, balanceó su cabeza sobre su brazo casi perezosa sobre el suave cuerpo de la serpiente—. Tal vez les de miedo que acabe ahorcada en tus hilos, tal vez saben que no pueden confiar en mí.
Pero al decir que la chica siempre se iba con el protagonista y el malo moría dejó escapar una sutil risa.
—Es obvio: la dejan sin opciones, si siempre matan al malo, ella estará como: bueno, mejor el héroe que nada. Es como un segundo plato.
Pero ahí varió el punto de la conversación a uno no pretendido, uno acerca de si ella terminaría deseándolo o sería al revés, entornó sus ojos repasando a Byakuran empezando por la cabellera blanca, la mirada lavanda, la piel que contrastaba con el tono de pelo, la cicatriz en su mejilla, deslizó la mirada por el traje blanco despacio hasta terminar en la punta de los pies, en términos rudimentarios él era un macho y ella una hembra, por pasar podía pasar, estaba en el código genético de todos los animales. Si le dabas a una rata a elegir un botón que al pulsarlo le diera comida y otro que le diera orgasmos, estaría pulsando este último hasta morirse de hambre. Un humano haría lo mismo.
—¿Cambiaría algo que supiera la respuesta?-aunque lamentablemente, siguiendo la conducta humana la respuesta era terriblemente obvia.
Alguna vez Iemitsu, falto de experiencia paternal, la usaban a ella y a Narya para practicar cuándo tuviera la gran charla con Tsuna. Pero ninguna de las dos era un sujeto útil para tratar de dar la charla porque su hermana lo había mirado con mala cara y se había ido, en cambio Nere solo dijo con las mejillas encendidas "El sexo no me alarma" y se había ido también, pero...¿qué sabía ella salvo la teoría? La única atracción sexual que había experimentado alguna vez había sido hacia villanos de película, por eso su serpiente se llamaba Khan, era su favorito. El dueño de los sueños más sugestionables qué podría tener, sin embargo, aquí estaban en la práctica. Nunca le habían ordenado que se acostara con alguien en alguna misión, tampoco había estado tanto tiempo en una como lo iba a estar en esta, aunque si había algo que la jodía profundamente, sin ser en sentido sexual, es que la manipulasen. Frunció el ceño al barajar eso, bueno, era una posibilidad bastante firme que ella tendría que aprender a manejar la ira cuándo eso sucediera, porque estaba claro que él no iba a ponérselo fácil.
Dió un par de palmadas al cuello de Khan para que bajara un poco ya que se había cansado de estar tumbada sobre él, entonces, conforme había bajado Byakuran se había levantado y había puesto apoyada una mano sobre el escritorio y otra sobre su pecho, pero, al deslizarla por sus caderas, el equilibro de Nere trastabilló haciendo que tuviera que apoyarse en los hombros de byakuran cuándo él habia pegado sus frentes, peliblanco y pelicastaña, como un negativo oscuro del amor respondiendo a su pregunta.
—Vaya, y yo que pensaba que sería en una zona más al sur-replicó con un siseo.
Cuándo sus labios apenas se tocaban y el aliento los traspasaba como si los latidos se detuvieran en un minuto de tiempo antes de separarse por el sonido del teléfono. Bien, él ya había dejado caer los hilos, ahora dependía de ella dejar que tan bien podrían enredarse en sus brazos, sacó la caja volviendo a cerrar a Khan dentro sin pena ni gloria después de haberle servido de asiento.
Ella notó el nuevo cambio de amor de su voz a pesar de que no escuchaba lo que decía, tampoco es que pusiera la oreja para hacerlo, de todas formas se mantuvo quieta y erguida esperando, había notado la molestia intermitente en la mano que Byakuran había lastimado previamente en el momento en que se sostuvo de sus hombros, incluso ahora que ya no necesitaba apoyo había quedado impreso como un hormigueo amargo.
Estuvo al pendiente hasta que la charla pareció terminar cuándo escuchó el seco clic del teléfono al ser colgado. Ella cambió el rumbo de conversación de nuevo, desviándolo de la provocación a lo aburrido para salir cuánto antes del despacho.
—Bueno, "jefe". Creo que voy a conocer la base hasta donde tengo permitido y buscar un sitio donde pueda dormir -dijo lo más insípido posible.
Después de todo, la muñequita ya estaba en manos del titiritero.
Mi entera existencia es para tu diversión,
Y es por eso que estoy aquí contigo
Y es por eso que estoy aquí contigo
Byakuran
Sede Millefiore /Octubre
por Byakuran Gesso 06.01.17 20:03
— PRESENTÁNDOSE AL DIABLO —
...Are you afraid?...
...Are you afraid?...
Aquella chica era sumamente interesante, no había perdido mi atención ni por un segundo, bueno puede que por unos cuantas, tampoco es que fuera alguien fácil de entretener o de no aburrir fácilmente, pero sin duda hasta alguien como yo podía reconocer que era una joya, un juguete que escondía dentro un diamante en bruto, algo por lo que merecía la pena luchar, matar e incluso morir. Solo de pensarlo me daban escalofríos, era tan… Ni si quiera me salían las palabras.
— Es sencillo — murmuré sin perderla de vista sin querer quedarme con palabras en el tintero — ¿Que prefiere un perro? — pregunté sin borrar mi sonrisa — ¿Un juguete nuevo, o el juguete antiguo que tiene totalmente destrozado y que conserva su olor? — la miré fijamente — Es una pregunta un tanto estúpida, ya que sin duda el animal al final se quedaría con los dos porque es así de caprichoso, aunque sin duda aunque al principio pareciera preferir el nuevo acabaría cansándose de él rápido, esa como una moda después de todo, y volvería finalmente con su juguete viejo hasta que su amo decidiera quitárselo y tirarlo, pero el nunca decidiría tomar el nuevo como la mejor opción, yo tampoco — continué mostrando mi cálida sonrisa — Y menos si ese juguete es tan interesante como tu — dejé ver con mis palabras lo inusual que era ella para mi, y no solo en la manera de comportarse, si no también todos los secretos que parecía encerrar pese a tener una historia completa de toda ella.
Las demás cuestiones quedaron sin resolver aunque en su momento provocaron una estruendosa risa en mi dejando un sabor amargo de no poder contestarlas en su momento por la maldita llamada telefónica. Quería seguir hablando con ella y no con aquel estúpido que decía saber que mi padre estaba de camino a Namimori. ¿Y que mas me daba a mi eso? No es como se fuera a ir corriendo a saludarle al aeropuerto y comer con él en un restaurante en una especie de bonito reencuentro familiar. No, nada de eso, por mi aquel cabrón podía arder en los 7 círculos del infierno y no sufriría ningún daño moral o psicológico, no al menos más de los que ya había sufrido.
No dije mucho al interlocutor al otro lado del teléfono por lo que fui breve diciendo que simplemente en aquellos momentos no podía atenderle y regresé toda mi atención a Nere quien parecía querer marchaste — ¿Ya te vas? Al menos deja que te acompañe, no sería un buen jefe si te dejara sola por toda la base, tal vez Sho-chan haga de las suyas y te tenga andando en círculos durante un rato, aunque pensándolo bien es bastante soso hasta para hacer eso — me encogí de hombros despegándome de mi escritorio sobre el cual había apoyado mi coxis.
Pero antes de salir tenía que resolver unas pequeñas cuestiones con ella.
— Resumiendo — murmuré acercándome cada vez más a ella con pequeños pasos — Tal vez cambiaría si supieras la respuesta, aunque no quiero saberla, ya te he dicho antes que saber ciertas cosas es aburrido, así que no contestes — sonreí divertido concluyendo uno de los puntos antes tratados sintiéndome casi como en un concurso de preguntas de la televisión donde no tienes más de 30 segundos por pregunta — Tampoco soy un pervertido, sería una grosería pensar en un punto mas al sur, además, ese punto solo sirve para una cosa y no es lo que busco, es algo demasiado rápido pero placentero, aun así una cosa no compensa la otra, el corazón o la cabeza son las partes importantes, así que no te dejes llevar por tu zona sur o por dos exuberantes atributos — comenté sin perder mi aniñada sonrisa no pretendiendo ser lascivo o un cerdo como muchos hombres solian ser respecto a ese tema que en esos momentos poco podía importarme — Y último pero no menos importante… — murmuré llegando a su altura para tomarla del mentón volviendo a acercar su rostro al mio dibujando una sonrisa realmente malvada — Nunca habría pensado en eso sobre los malos de las películas, pero suponiendo que tengas razón… — rocé mis labios con los de ella sin perder detalle de sus acciones — Al final si sigo vivo, ¿Me escogerás a mi? — pregunté bastante serio manteniendo mis orbes violetas sobre los de ellos clavándole la mirada durante unos largos e intensos segundos. Solté con cuidado su mentón sin esperar una respuesta por su parte y avancé un poco más abriendo haciendo que la puerta del despacho se abriera automáticamente.
Mi rostro reflejaba una seriedad apabullante aura que ella no podía verlo. En verdad aquella respuesta había calado dentro de mi. Acabé sonriendo levemente bajando un poco la cabeza. Realmente divertido. Eso fue lo que pensé la vez que me giraba para mirarla volviendo a sonreír — ¿Vamos? — pregunté esperando a que me siguiera para enseñarle aquella gran base.
I'm not the Bad guy.
Thanks Winter!
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