Lucegiallo, defiende su orgullo [Privado Familia Lucegiallo]

El cielo estaba cubierto grises y negras nubes que no paraban de descargar su ira en forma de lluvia sobre los habitantes de Italia. En una carretera sin nombre que se alejaba del  aeropuerto de Bergamo-Orio al serio había una limusina negra que conducía sobre el mojado asfalta atravesando el muro de lluvia frente a él, conduciendo en dirección a Milán, ciudad donde se encuentra la sede de la familia Lucegiallo. En la limusina negra, había tres personas, el choffer, su copiloto, y un joven  que estaba sentado en el asiento trasero, descansando de su largo viaje de avión. Sin embargo su descanso se vio turbado por el sonido del teléfono móvil. El joven líder deLuceggiallo y cabeza de familia de Lucche, se movió perezoso y agarró el móvil para llevarlo a su oído y responder. Neithan:- Ciao!!... sí, he aterrizado hace 30 minutos, me dirijo hacia Milano directamente, cuanto antes llegue, antes podré revisar la documentación... Sí, por suerte nuestra situación se ha estabilizado y no hemos tenido enfrentamientos con otras familias ni ninguna rencilla desde que tomé el timón... No, no me quedaré demasiado, tengo trabajo como diplomático, y si todo está en orden, creo que el sesto y el líder de WISE, podrán ocuparse de todo... bueno, ahora te dejo, necesito descansar, el vuelo desde Japón ha sido largo y  tengo jetlag. Nos vemos en un rato. Ciao!! Dijo colgando y tirando el móvil en el asiento.

Suspiró brevemente, mientras observaba la lluvia y el cielo nuboso frente a él. Su visita ha Italia era rutinaria, para seguir el funcionamiento de la familia y asegurar que todo estaba en orden, pues había recibido rumores de movimientos extraños en el mundo de la mafia, pero solo eran esa, rumores. Sin embargo, por alguna razón estaba intranquilo, esos rumores le quitaban el sueño y había decidido viajar a Italia para revisar todo y atender asuntos diplomáticos que tenía pendientes.. Neithan:-  Quizá sólo sea un mal presentimiento... Espero que así sea, sin embargo, algo en mi interior me hace estar alerta y eso me hizo volver a Italia a pesar de mi trabajo de embajador... Se repetía el joven mientras se acomodaba en el sillón de la limusina.

Unos 40 minutos más tarde, la limusina llegó a la ciudad de Milano, y en pocos minutos llegaron a la mansión y cuartel general de la familia Lucegiallo. La Limusina se detuvo en la puerta y pronto ocho personas paraguas en mano salieron para recibir a Neithan. El joven capo, abrió la puerta y salió del coche. Caminó seguido de estas personas hasta el interior de la mansión, y en la entrada le esperaba el Sesto Lucegiallo. Neithan:-  Buongiorno Sesto! Me alegro de verlo... Dijo Neithan, mostrando una ligera reverencia en señal de respeto.

Kagami caminaba por las calles de Milano con un paraguas gris perla en su mano derecha y un cuaderno de tapas duras forradas de cuero café debajo de su brazo izquierdo. Le encantaba caminar, solía hacerlo hasta que le dolieran los pies, creía que le ayudaba a ordenar sus ideas antes de volcarlas sobre el papel. La lluvia, por su parte, era algo que lo tranquilizaba y le permitía tomar distancia de los eventos que deseaba narrar, conseguir cierto grado de objetividad y evitar que sus sentimientos distorsionaran los hechos. El sonido de las gotas contra la tela encima de su cabeza surtía de inmediato efecto sobre él. La calma llegaba como una sensación que brotaba desde el interior de su pecho y se extendía lentamente por todo su cuerpo, hasta cubrirlo por completo. Esa paz que experimentaba le resultaba tan agradable que, si no fuese por su gama limitada de expresiones, una pequeña sonrisa se habría dibujado en su rostro.

Confiando en su puntualidad y dispuesto a disfrutar tanto como le fuera posible de ese día de lluvia, se dirigió sin ninguna prisa hacia la sede principal de Luccegiallo. Recorrió las calles mientras cada tanto ojeaba las últimas hojas escritas en su cuaderno. Camino hasta cansarse, pero sin desviarse demasiado de su ruta, aún cuando le hubiese encantado aprovechar lo que él consideraba un día precioso y perderse en la ciudad. Cuando estuvo a tan solo una cuadra de la mansión, se detuvo en la esquina, sacó su reloj de bolsillo y miró la hora para asegurarse de que llegaba justo a tiempo. Entró por la puerta de atrás, lo hizo sin darse cuenta, hace mucho que había naturalizado las prácticas para pasar desapercibido, aquellas que utilizaba en sus misiones de inteligencia. Pero no estaba allí como líder de Wise, sino como el asesor externo de la familia. Era una de las presencias necesarias en el encuentro que se llevaría a cabo entre el sesto y el settimo capo. Y si bien los miembros que trabajaban en la sede estaban informados sobre su visita, no podían evitar asustarse cuando lo hallaban repentinamente dando sus largas y firmes zancadas por los pasillos, ese andar tan ágil que parecía flotar en el aire, que se desplazaba como si fuera un fantasma.

— ¿Dónde se encuentra el Sesto? — Le preguntó a un joven que se había sobresaltado al verlo y que lo había saludado tímidamente inclinando su temblorosa cabeza. El joven se limitó a estirar su brazo derecho y señalar hacia el frente de la mansión. Kagami suspiro y avanzó rápidamente para que el muchacho quedara fuera de su vista.